sábado, 12 de septiembre de 2009

Entrevista a Juan Carlos Valdivia (Espinoza y de la Zerda)

Valdivia: “Para seguir existiendo como cineasta, tengo que explorar nuevos lenguajes”
Santiago Espinoza A.

Sergio de la Zerda

Cinco años después de “American Visa” y 14 después de “Jonás y la ballena rosada”, una de las películas clave de eso que se dio en llamar “el Boom del ’95” del cine boliviano, el paceño Juan Carlos Valdivia estrena su tercer largometraje, un proyecto muy personal y arriesgado con el que busca reinventarse como cineasta. Así es como el propio Valdivia presentó “Zona Sur” la mañana del lunes pasado, cuando estuvo de paso por Cochabamba para “inaugurar” la inacabada pasarela entre el Cine Center y el Boulevard de la Recoleta y, de paso, romper en algo el secretismo estratégico con que el filme ha estado siendo promocionado en las últimas semanas.

Minutos antes de exponer a las cámaras su estilo de vestir casual y su cuidada melena en la que ya asoman las canas, Valdivia dialogó con la RAMONA al pie de la dichosa pasarela para explayarse, con su singular acento paceño de dejos mexicanos (radicó y trabajó en México hasta hace poco), sobre las circunstancias que dieron origen a “Zona Sur” (su primer largo con guión original suyo), los riesgos estéticos y temáticos que ha asumido, las expectativas que cifra en esta película (en la que se estrena en el cine digital y la producción independiente) y la necesidad de seguir realizando proyectos de este tipo.

Así también, Valdivia reconoce que la historia del filme, centrada en los últimos días de una adinerada familia de la zona sur paceña -un área geográfica que aglutina a los diez barrios más exclusivos de la urbe, asociados generalmente a la clase alta paceña- , está muy inspirada en vivencias personales, pero aclara que no se trata de una trama autobiográfica. Y, claro, al realizador tampoco se le escapa el hecho de haber montado la campaña promocional más agresiva para un filme boliviano de la que se tenga memoria. Fogueado en el mundo de la publicidad, tanto en México como en Bolivia (reconocido en especial por sus spots para Entel), él se muestra muy pragmático y repara en la necesidad de saber “vender” incluso una película autoral como la que presenta. De hecho, apela a las propias ambiciones estéticas del filme -110 minutos de metraje repartidos en 57 planos secuencias- para alimentar aún más las expectativas en torno a este ambicioso proyecto, que ya fue proyectado para la prensa paceña en días pasados, y con buenas críticas (ver recuadros), y al que alguien ya habría comparado con “La Nación Clandestina”.

-Aunque “Zona Sur” se presenta como una película con menos pretensiones comerciales que sus anteriores trabajos, se ha notado una apuesta de promoción bastante arriesgada y atípica para el medio boliviano y, por decirlo de alguna manera, profesional…

Yo tengo una productora que se llama Cinenómada. Hacemos mucha publicidad y para nosotros es en cierta manera fácil. Como director, yo he querido ser libre y hacer la película que he querido, pero hay un lado que es el lado de empresario, además haces una película para que la vea la gente. Entonces, ya he hecha la película, nos hemos preguntado cómo podemos hacer para comunicar lo que estamos haciendo al público. Entonces, hemos creado una campaña que esta semana va a ser mucho más intensa. Vamos a salir en televisión, en radio, en fin. Más que una cosa comercial, para mí es un interés en que la película llegue al público. Me interesa saber qué repercusión puede tener, qué puede sentir la gente, cómo la va a recibir. Soy muy conciente de que, después de algún tiempo, las películas terminan siendo películas bolivianas. Así se ve desde fuera el cine de Bolivia. Las películas terminan siendo parte de nuestro acervo cultural y de nuestra filmografía como país. Creo entonces que es importante que la película llegue al público. Y en el mundo contemporáneo el marketing es algo de lo que no podemos escapar, y yo no le tengo miedo. Estamos distribuyendo la película nosotros mismos, le hemos dado mucho énfasis a eso, a todo el diseño visual de la campaña, a las gigantografías. Sobre todo, estamos trabajando en el eje troncal con bastante fuerza.

-¿En qué se diferencia ésta de sus anteriores dos cintas?

Con esta película hay una intención de construir un lenguaje propio. Y formalmente es una película muy diferente a las anteriores. Creo que llega un momento en tu carrera cuando tienes que renovarte o morir. Y yo sentí una urgencia de renovarme en la manera de hacer cine. Quise hacer un cine mucho más fluido, no tan complejo de no tan complejo de financiar ni de producir, una cosa hasta más casera, se podría decir. Y también he querido usar otro lenguaje. Esta es una película intimista, consta de aproximadamente 57 planos, son planos secuencia, la cámara gira todo el tiempo, son planos circulares y entonces hay una estructura formal muy fuerte que pesa sobre la película. Sin embargo, creo la experiencia de verla te hace olvidar que hay esta formalidad, pero es algo que está funcionando. La diferencia de esta película con las anteriores, que además son adaptaciones, es el guión que escrito, inspirado en una serie de vivencias personales. Es una película más personal, es más cine de autor. Y hay una intención clara de hacer arte y menos comercio.

++“Experiencia monástica”++

-Leímos que la idea del guión nació en un viaje. ¿Cuál la génesis de la película?

A mí lo que me pasó es que, después de “American Visa”, fue muy difícil recuperarme, porque fue una película muy costosa. “American Visa” me gusta, le tengo mucho cariño y todo, pero veía en cierta manera un estilo intercambiable. Creo que es una película que también la habría podido dirigir otro director. Entonces, dejé de ver cine, sentí que tenía que dejar de ver cine. Prácticamente dejé de ver películas durante tres años. Yo, que había sido un cinéfilo empedernido, que veía todas las películas, películas de arte, películas comerciales de todos los países y no me perdía nada, de repente sentí la necesidad de no ver cine. Y, en un viaje que hice a Europa, en un barco de carga, empezaron a surgir las ideas para “Zona Sur”, sobre todo, leyendo filosofía. Y cuando volví en enero, me senté a escribir el guión. Siempre quise escribir una historia que tenga que ver con mi familia y con mi niñez. Y, aunque la película no es autobiográfica, hay muchas cosas que yo he tomado del mundo que yo conozco.

-¿Cómo se hace una película sobre Bolivia en un viaje por el Atlántico?

Empecé a dejar de ver cine y a preguntarme qué hago. Para mí hacer otra película como “American Visa” no era una opción, porque fueron cinco años de pedalear por los mercados mundiales para conseguir plata para armar la cosa. La verdad, quería hacer una cosa menos pesada, más fácil de hacer, que no conlleve tanta responsabilidad, en la que, si me equivocaba y no salía bien, no importaba. Para mí era bien importante encontrar eso, mirarme al espejo y preguntarme quién soy yo, qué siento, cómo veo el mundo. Quizás viajando, aislado en la cabina de un barco de carga, empecé a pensar en muchas cosas. Luego, cuando regresé a Bolivia, empecé a escribir. Pero creo que la película viene de un aislamiento, de un viaje a un desierto, un poco de un proceso monástico. Sobre todo para mí, que trabajo en audiovisual, era importante encontrar un espacio de nada, de vacío, para poder crear otra vez.

++La impronta de Pasolini++

-Si bien dejó de ver cine antes de encarar este proyecto, ¿cree haber sentido alguna nueva influencia cinematográfica en la realización de esta nueva película?

Sí, uno de los cineastas en los que he pensado cuando escribía el guión era Pasolini, un cineasta capaz de crear un tono contradictorio. En sus películas, el homenajea y alaba lo mismo que está criticando. Es una cosa que pasa en “Zona Sur”, es una película que homenajea algo y lo critica al mismo tiempo, y eso te crea una tensión muy especial.

-¿Encuentra relación entre esta nueva experiencia cinematográfica y el cine reciente boliviano o latinoamericano?

Hay una colega que ha visto la película (un texto que lo vamos a publicar en la página web de la película también) y ha encontrado una similitud de “Zona Sur” con “La Nación Clandestina” (Jorge Sanjinés, 1989)... (risas). Yo nunca había pensado que podría ser así, pero, bueno, ella ha notado eso y a mí me parece interesante.

-¿Y hay alguna relación más conciente con los nuevos cineastas o con el cine del boom del digital?

La película se ha hecho en digital, sin embargo, una de las cosas que yo critico de la era digital es que ha hecho las cosas tan fáciles que las películas se ven mal, se oyen mal. Creo que eso puede tener a la larga un efecto dañino en el público, que ya no va a querer confiar en ver una película boliviana. Sin embargo, creo que lo digital también le ha dado una soltura y ha abierto temáticas en el cine. Y creo que a mí me ha puesto en estado de alerta de que, si quiero seguir existiendo como creador y cineasta, tengo que entrar a explorar nuevos lenguajes, nuevas maneras de contar.

-Se ha filmado en digital, pero se ha hecho el transfer...

Sí, y lo hemos hecho finalmente porque es una cuestión de distribución. Tampoco quería poner un en las salas de exhibición un DVD que no se ve bien. Todavía no está montado el sistema en el mundo para la distribución masiva de las películas en digital. Creo que en unos pocos años sí lo va a estar.

-¿Parte de la incursión en los nuevos lenguajes es que, por ejemplo, la gente pueda elegir trailers en internet, como ha ocurrido con “Zona Sur”?

Ahora vamos a subir un tercer trailer y vamos a empezar a subir un poco más de información a la página web (www.zonasurfilm.com). Además, estamos editando un libro como de 100 páginas con textos de la película. Creo que es una película interesante, queremos darle al público herramientas para que pueda apreciarla y tener otra lectura. Es como cuando vas a un museo, mientras más sabes del artista o de la obra, la aprecias más. Queremos difundir una serie de materiales para que la gente pueda disfrutar más la película y entenderla mejor, criticarla mejor si es que quieren hacerlo.

++Entre Sanjinés y Bellott++

-Usted ha sido protagonista del “Boom del ‘95” del cine boliviano. ¿Cómo ve la renovación del séptimo arte nacional, a casi 15 años de ese punto de inflexión?

Hay un hueco generacional entre mi generación y la de ahora. A mí me parece muy interesante que ahora los cineastas empiecen mucho antes. Tú ves a tres de los cineastas del momento, (Rodrigo) Bellott, (Sergio) Bastani y (Martín) Boulocq, y ves que han empezado más antes que nosotros, a los veintitantos años. Mi productora es coproductora de la película de Boulocq (“Los viejos”), he querido también apoyar a los cineastas jóvenes y me interesa seguir apoyando a otros jóvenes directores. A diferencia de cuando yo empecé a hacer cine, cuando teníamos fondos de fomento y una serie de cosas, ahora es mucho más difícil. En un momento en el que el país está cambiando, es cuando más deberíamos hacer cine, pero es una pena que no haya los apoyos necesarios para que los jóvenes directores empiecen a hacer sus películas y tengan más recursos para hacerlas con un mínimo de estándar técnico.

-¿Tiene algún juicio general sobre los nuevos realizadores? ¿O concibe un trabajo más bien particular de cada uno de ellos?

Yo creo que todos son muy diferentes, y eso es interesante. Ahora se está graduando una nueva generación de la Universidad Católica Boliviana en La Paz, que ha hecho una carrera de cine, donde yo también he dado clases, y ahí vamos a ver a 20 directores más que van a salir al mundo. En pocos años vamos a empezar a ver un cine mucho más vigoroso y variado en su temática y en sus estilos. He hablado mucho con los graduados y hay muchos que quieren hacer un cine completamente de autor y otros que quieren hacer cine comercial. Ambos cines son necesarios para alimentar al público.

-¿Qué tipo de renovación estética o temática ha visto en los nuevos directores?

Creo que es una generación menos política, que habla del mundo desde un punto de vista más idiosincrático, más personal. Eso les da una libertad para hablar de las cosas.

-¿Cree que su generación tenía esa diferencia también con la anterior, con la que estaba representada por Sanjinés y Eguino?

Cuando salí con “Jonás y la ballena rosada”, me estaba rebelando contra el cine latinoamericano y contra Jorge Sanjinés. Quince años después he llegado a admirar a Jorge Sanjinés, a la obra que ha construido, lo diferente y única que es. Pero es muy propio de los jóvenes ir en contra de lo anterior. Me parece sano que los directores ahora quieran romper con lo anterior y mostrar nuevos lenguajes, nuevas maneras de ver el mundo.

-¿Cree que hay también una renovación estética con la era digital?

La cuestión digital ha sido mundial. Desde que salió el movimiento Dogma, que ha permitido toda esa gran ola de imágenes, creo que el público se ha cansado un poco de eso. A veces puede resultar un poco fácil decir: ‘yo tengo la cámara y hago lo que quiero’. Lo ves en el arte contemporáneo también, cuando las bienales están llenas de videos muy caseros y llega un momento en el que dices basta. También llega un momento en el que tienes que empezar a consolidar lo que estás trabajando. No puede ser todo tan suelto. Yo he abordado mi entrada al digital pensando en que tenía que tener más rigor que antes.

-¿Cree que, en alguna medida, ha faltado un poco de rigor recientemente?

Yo creo que ha faltado un poco de rigor, que todavía falta un poco de rigor en cómo las películas están terminadas. Lo veo yo a diario en mi trabajo: para que una buena idea llegue al final, toda esa parte del medio cuesta mucho trabajo. Es muy fácil imaginarse cosas, decir ‘voy a hacer esto’, y a medio camino ves cómo se van cayendo una por una tus ideas. Necesitas mucha fuerza para llevar a buen puerto tus ideas y eso creo que es el rigor.

-”Zona Sur” se va a estrenar en el Festival de Cine de Santa Cruz y en otras ciudades de manera simultánea. ¿Cuáles son los siguientes planes?

La película se estrena comercialmente acá el 19 de agosto. La idea es hacer otra película el próximo año. Ahora que hemos encontrado un mecanismo de hacer cine más fácil, menos costoso y esperemos, por lo menos, también rentable, esperamos salir y hacer otra película.

-¿En esta misma línea?

Sí, creo que tengo que consolidar lo que estoy haciendo con un par de trabajos más, para que no quede en el experimento.
Fuente: Opinión