lunes, 7 de septiembre de 2009

Armamento y pobreza

Economía empresarial
Armamento y pobreza
Por: Fernando Mirabal *


Bolivia gastará en armas mucho más de lo que gasta en educación, lo que es un acto de suprema estupidez. Es increíble pensar el despilfarro de dinero... El 26 de julio de 2007, fecha cuando se lanzó el programa denominado “Desnutrición Cero”, el presidente Evo Morales pidió a los países desarrollados gastar menos en armas y más en alimentos: “No puedo entender todavía que algunos países desarrollados y algunos organismos internacionales apoyen la carrera del armamentismo cuando no tenemos alimentos (…) No es posible que sigamos gastando plata con intereses de guerra y de hegemonía cuando hay un grave problema en el tema de alimentación”. La desnutrición crónica afecta a más de 350.000 niños menores de cinco años, cuyo proceso inicia en muchos casos durante su gestación, según datos del Ministerio de Salud en Bolivia. El 16 de enero de este año, Evo Morales anunció la adquisición de una flota de seis aviones caza de combate por la friolera suma de 57,8 millones de dólares, sin haber terminado de atender las más imperiosas necesidades de la población boliviana. Esta compra sólo se la puede realizar desviando una buena parte del presupuesto que debería ser destinado a financiar las carencias más urgentes de la gente, como son la educación, la salud y los programas de inclusión social y económica de los sectores marginados. Bolivia gastará en armas mucho más de lo que gasta en educación, lo que es un acto de suprema estupidez. Es increíble pensar el despilfarro de dinero que se hace para conseguir herramientas de destrucción y muerte. La paradoja es que los países productores de armas se enriquecen a costa de las compras que hacen los países en vías de desarrollo, es decir, los países pobres contribuyen al enriquecimiento de los países poderosos, lo cual representa otro acto de estupidez. Es irracional pensar en la compra de armas, como los fusiles AK y los aviones de combate, para guardarlas en una gran bodega y no usarlas jamás; es más coherente pensar que si se invierte todo ese dinero en armas es porque se pretende usarlas. La primera opción, comprar armas para guardarlas, refleja una falta de inteligencia por parte del Gobierno; la segunda, comprar armas para usarlas, refleja exactamente lo mismo, por lo tanto, invertir dinero en armamento resulta completamente dispendioso y por demás absurdo. En nuestro país las probabilidades de morir por desnutrición y enfermedades prevenibles es infinitamente superiores a las probabilidades de morir en una guerra como resultado de una agresión externa. Además, gastar en armas tiene un aspecto ilógico, es probable que los soldados reduzcan la seguridad de las personas en lugar de aumentarla ya que muchas veces se han usado las Fuerzas Armadas para reprimir al pueblo. ¿No estaremos entrando en el círculo vicioso donde la pobreza produce la guerra y la guerra genera pobreza? La industria y comercio de armas es uno de los negocios más rentables de este mundo, se intenta justificar la fabricación de armas en función de legítima defensa, pero una vez creada la industria rige la lógica de la obtención de máximos beneficios a través de nuevos mercados. Los mercados para esta industria son las guerras. El mercado de las armas está pensado para hacer guerras, si no, sería como vender focos a quien no tiene electricidad. En materia social, los países y las personas que ideológicamente aceptan las armas, lo hacen en función de lo que consumen culturalmente, así podemos países y personas interesados en adquirir armamento y que además, por no tener la información necesaria, y sobre todo la correcta, están convencidos de que comprar armas es lo mejor que les puede pasar. * Economista fernandomirabal@yahoo.com