Los premios siempre han existido y seguirán existiendo (¿Recuerdan a los griegos y los juegos olímpicos?). Los premios siempre causan polémica, pues no todo el mundo está de acuerdo con los premiados. Hay premios y premios; unos tienen más prestigios que otros; algunos son más apetecidos y otros son menospreciados. Sin lugar a dudas los de mayor prestigio son los premios Nobel, que nacieron con el siglo XX en Suecia y que se otorgan anualmente, causando en la mayor parte de los casos polémica. Sin embargo, a pesar de la polémica y de las acusaciones de parcialidad a la Academia, sobre todo por grupos radicales, son los premios más codiciados en este mundo globalizado.
El Nobel de la Paz fue instituido, de acuerdo al testamento de su creador, para premiar “a la persona que haya trabajado más y mejor a favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de los procesos de paz”. Este premio sólo ha sido concedido a cinco latinoamericanos en un siglo de existencia: Carlos Saavedra Lamas (Argentina), Adolfo Pérez Esquivel (Argentina), Alfonso García Robles (México), Oscar Arias Sánchez (Costa Rica) y Rigoberta Menchú (Guatemala).
La otorgación del Premio Nobel de la Paz al presidente Obama ha avivado una vez más la polémica , pero sobre todo ha provocado en nuestro país que se hable nuevamente de la candidatura de Evo Morales, lo que ha llevado a compararlo con Mandela (que lo obtuvo en 1993) y Obama. Aunque todas las comparaciones son odiosas, pareciera que no hay más remedio que hacerlas, sobre todo para terminar de una vez con la majadería de la candidatura de Morales.
¿Por qué la Academia Sueca no ha concedido a Evo Morales el premio? Es más, ¿por qué esta candidatura, que fue presentada por el argentino Pérez Esquivel, que lo recibiera en 1980, no ha pasado siquiera a la categoría de “favorita”? Aunque las respuestas las sabemos todos los bolivianos, creo que es necesario recordarlas para que no sean sepultadas y no nos preguntemos con Valverde “¿Qué paso?”
La comparación con Obama, por motivos obvios, no tiene mucho atractivo para los partidarios de Evo, aunque se trate de dos presidentes en ejercicio y que representan a minorías de sus respectivos países. En cambio siempre han tratado de hacer comparaciones con el africano Mandela. En realidad el intento de acercamiento a la figura de Mandela viene de antes de la posesión de Evo como presidente, cuando intentó sin éxito encontrarse con él en Sudáfrica.
Nelson Mandela es una de las figuras políticas más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Su lucha contra el “apartheid” –en la que siempre sostuvo que la lucha armada era la última alternativa-- lo llevó a sufrir 27 años de cárcel, al cabo de los cuales se convirtió en el primer presidente de color de Sudáfrica, lo que cambió no sólo la historia de un país, sino la del mundo, pues era el triunfo sobre la discriminación. La capacidad de diálogo y de ver al “otro” del líder africano es realmente ejemplar, por lo que la concesión del Nobel de la Paz fue aplaudida casi por todos. ¿Es acaso posible comparar a Evo Morales con Nelson Mandela? Sólo sería posible para destacar las enormes diferencias entre ambas figuras.
Sigue pendiente la pregunta inicial. La candidatura de Evo Morales al Premio Nobel de la Paz no prosperó sencillamente porque el señor Morales no cumple ninguno de los requisitos que establece la academia sueca. Es más, Morales contradice todos estos requisitos, pues no se trata de un líder que trabaje a favor de la fraternidad ni que promocione los procesos de paz. Cuando pase el tiempo y nos volvamos a plantear esta pregunta y además añadamos el “Qué pasó?” de Valverde, ojala no sea demasiado tarde.
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