sábado, 5 de septiembre de 2009

La coca contra la Pachamama

La destrucción del Parque Machía para facilitar el transporte de hojas de coca es un ejemplo más de la mitomanía en que está sumido nuestro país

Hace unos días, en este espacio editorial, al comentar la distinción que el presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas otorgó al presidente del “Estado Plurinacional de Bolivia” por su defensa de la “Madre Tierra”, decíamos que había abundantes motivos para cuestionar tal reconocimiento a Evo Morales, pues si hay algo que está haciendo estragos en la salud de la “Pachamama” es precisamente la actividad económica de la que es el máximo representante: la producción de coca y su correlato, su transformación en cocaína.

Los datos que confirman ese paradójico rol que le atribuye a Morales son muchos. Pero por si los ya conocidos no fueran suficientes, una nota periodística publicada en este medio da un ejemplo más, que por su elocuencia y magnitud no puede ni debe pasar desapercibido para las muchas organizaciones que actúan en nombre del medio ambiente pero optan por un silencio cómplice cuando la causa ecologista se corrompe con ciertas afinidades políticas.

Según el informe que comentamos, una de las principales reservas naturales que hay en nuestro país, el parque Machía, donde la comunidad Inti Wara Yasi desarrolla desde hace ya mucho tiempo una encomiable labor de protección de la vida silvestre, está a punto de ser destruida por una sola razón: el deseo de los “comunarios” de Villa Copabana, quienes exigen la construcción de un camino que facilite el transporte de sus productos al mercado. Por “productos” se entiende la hoja de coca.

Para satisfacer esa exigencia de “las bases cocaleras”, se destruirá una reserva ecológica donde viven alrededor de 1.000 especies de monos, felinos, osos y aves, todos cobijados por los bosques del parque, uno de los pocos lugares del trópico cochabambino donde todavía se pueden ver árboles centenarios.

Es tan grande el crimen ecológico que se está a punto de cometer, que muchos de los principales líderes del Movimiento al Socialismo estuvieron, mientras pudieron, entre los principales opositores a que se consume.

Hace ya algunos años, el entonces alcalde de Villa Tunari, Felipe Cáceres, actual viceministro, vetó el proyecto. Y lo mismo hizo años después el ex prefecto Rafael Puente. Ambas autoridades tuvieron que enfrentarse a las presiones de los cocaleros de la zona y fueron derrotados. Ahora, un camino cuya única razón de existir es facilitar el transporte de hojas de coca a su mercado, que no es otro que las fábricas de cocaína, dará fin con un parque que solía atraer un promedio de 30.000 turistas al año que lo visitaban atraídos por la belleza del lugar.

Mientras eso ocurre, muy orondo el Presidente Evo Morales luce su condecoración de defensor mundial de la “Madre Tierra”. Y las muchas organizaciones no gubernamentales que reciben cuantiosos recursos en nombre de la defensa del medio ambiente, guardan un vergonzoso silencio. Un ejemplo más de la mitomanía en que está sumido nuestro país.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Una campaña ilegal y mentirosa

Contrarrestar tan eficiente aparato propagandístico no será tarea fácil Más que quejidos, se necesitará ideas, datos, sólidos argumentos


Aunque según lo dispuesto por la ley electoral que rige el proceso que conduce a las elecciones de diciembre próximo aún no están permitidas las campañas propagandísticas para promover a los candidatos que disputa4án el apoyo de la ciudadanía, basta ver unos minutos cualquier canal de televisión, u oír cualquier radioemisora, para comprobar con cuánta facilidad tal regla está siendo vulnerada por los candidatos del oficialismo.

Si bien la campaña se hace con cierto disimulo, pues se presenta encubierta como “informes” de los supuestos logros de la gestión gubernamental, lo que hace difícil la labor del Órgano Electoral, que tendría que hacer cumplir equitativamente las reglas de juego, resulta por demás evidente que esa es una de las muchas maneras como se usa y abusa de los recursos del estado para favorecer a la fórmula del MAS

Ante tal hecho, que sin duda se irá agravando a medida que se intensifiquen las campañas electorales, algunos líderes de la oposición lo han denunciado aunque sin que sus reclamos hayan merecido mayor atención. La falta de una acción conjunta entre los diferentes candidatos opositores, en éste como en otros temas, es uno de los factores que quita fuerza a los reclamos.

Pero el asunto tiene una segunda dimensión que también tendría que ser desenmascarada por quienes se oponen a la propuesta oficialista. Se trata del contenido de los mensajes, la mayor parte de los cuales no guardan relación con la realidad. En algunos casos exponen medias verdades, en otros absolutas mentiras, y en conjunto proyectan una imagen completamente distorsionada de los temas expuestos como los principales logros de la gestión gubernamental.
Entre todos ellos hay dos que se destacan, precisamente los que más insistentemente son presentados como ejemplos de la eficiencia gubernamental: los supuestamente fabulosos resultados de la “nacionalización” de los hidrocarburos y, muy ligado al anterior, el incremento de las Reservas Internacionales Netas, “el ahorro de todos los bolivianos”.

De nada sirve que los datos de la realidad con toda elocuencia desmientan los mensajes propagandísticos. No importa que el descalabro producido por la “nacionalización” sea inocultable si se lo observa con objetividad, ni que la deuda interna neutralice cualquier abultamiento de las RIN. Desde el punto de vista del pragmatismo publicitario lo importante es concentrar la atención en las apariencias y tras ese objetivo se concentra la artillería –y los millones de dólares—que el gobierno gasta –o invierte, según cómo se vea—en consolidar la mitomanía sobre la que se sostiene.

Contrarrestar tan eficiente aparato propagandístico no será tarea fácil para quienes pretenden disputar el apoyo popular. Y los quejidos, reclamos y denuncias, por insistentes que sean, de nada servirán si no van acompañados de una ofensiva en el plano de las ideas, los datos, las cifras, todo lo que se requiere para desmontar el mito.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Más agresiones contra periodistas

Las agresiones contra periodistas son uno más de los síntomas del permanente deterioro de valores básicos como el mutuo respeto y la tolerancia

Un amplio abanico de reacciones que va desde la más honda indignación a la absoluta indiferencia, pasando por cierta complacencia, han causado en diferentes sectores de la sociedad la andanada de insultos y expresiones de deseos que el alcalde de Santa Cruz, Percy Fernández, dedicó a un grupo de periodistas y camarógrafos que cubrían una conferencia de prensa.
"Estos son traidores, los veo traicionando a todos, a los colegas que están a su lado. Ojalá algún día se mueran, y pronto nomás de muerte natural para que nadie quede con la culpa, y desaparezcan porque mucho perturban el ambiente. Acosadores del mundo, idos por favor!”, dijo en uno de sus frecuentes arranques de ira.
El asunto fue minimizado en unos casos, pues ya es habitual que el alcalde cruceño, cuya excentricidad es muy conocida, incurra en dislates que por lo frecuentes que son ya suelen ser objeto de burlas y rara vez tomados en serio.
Cierta complacencia poco o nada disimulada, en cambio, se pudo notar entre quienes comparten con el Sr. Fernández su poca simpatía hacia la labor periodística cuando ésta no se acomoda a sus expectativas. Muchos de los principales funcionarios del gobierno central, por ejemplo, deben haberse sentido muy identificados con la actitud del alcalde cruceño.
Diferentes grados de indignación, por su parte, mostraron representantes de los periodistas y de los medios de comunicación, lo que se justifica por los antecedentes que durante los últimos tiempos han llevado a extremos intolerables las relaciones entre quienes ejercen el poder y quienes informan y opinan sobre sus actos.
Llamar a “disciplinar” a los periodistas, o calificarlos como “traidores”, son ejemplos de una actitud que pone en un mismo plano a quienes más allá de sus diferencias políticas e ideológicas, tienen en común el mismo desprecio por la labor periodística. Ambos casos merecen el mismo rechazo, por lo que no es aceptable que se reaccione con tolerancia o indiferencia cuando las agresiones provienen de unos y con indignación y agresividad cuando los autores son otros.
Tampoco se trata de exagerar e incurrir en un exceso de susceptibilidad. Los periodistas que se sienten afectados por las agresiones verbales, así como las organizaciones que los representan, tendrán que definir el límite entre lo que es sólo un exabrupto y lo que por formar parte de un contexto de agresiones que tienden a subir de tono, contribuye a deteriorar el ambiente de libertad y respeto necesario para el pleno ejercicio de la labor periodística.
De cualquier modo, lo cierto es que las cada vez más frecuentes agresiones contra trabajadores de la comunicación son sólo uno más de los muchos síntomas como se manifiesta en nuestro país el permanente deterioro de valores básicos e imprescindibles para la convivencia civilizada como son el mutuo respeto y la tolerancia. Restablecerlos es pues una tarea que debe involucrar a todos.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Los frutos de la “nacionalización”

Es sorprendente la facilidad con que el gobierno enarbola la “nacionalización” como una bandera electoral, pese a los resultados

Desde que el 1 de mayo de 2006 el gobierno del Movimiento al Socialismo decidió “nacionalizar” los hidrocarburos, no ha habido día sin que una mala noticia dé cuenta del avance de un proceso que conduce a un inminente descalabro del sector en el que más esperanzas se habían depositado para el futuro de nuestro país.
La magnitud del daño hecho a la principal base de la economía nacional todavía no ha sido comprendida en su verdadera dimensión por el grueso de la ciudadanía, porque gracias a la desmesurada elevación de los precios del petróleo en el mercado internacional, algo que nada tiene que ver con al política económica gubernamental, los ingresos provenientes de las exportaciones fueron extraordinariamente buenos. A eso se sumó la ligereza con que de diversas maneras el gobierno distribuyó entre los sectores más necesitados de la población los recursos así obtenidos.
Sin embargo, y más allá de las apariencias, abundan los datos que obligan a ver con mucho pesimismo el futuro. Dos noticias conocidas durante las últimas horas, dan cabal idea de lo que eso significa.
Una de ellas, es la contenida en el Plan Quinquenal de inversiones 2010-2026 elaborado por YPFB, según la que durante los próximos seis años el Gobierno deberá gastar 2.584 millones de dólares para importar líquidos de los hidrocarburos (gasolina, diésel y gas licuado de petróleo, GLP) si no concluye dos refinerías, dos plantas gasíferas y la ampliación del transporte, una inversión de al menos 1.413 millones de dólares. El país podría además comprar por primera vez del exterior petróleo crudo.
Este documento, que delinea la estrategia que YPFB asumirá en los próximos 15 años ante la demanda creciente de gas natural y líquidos derivados del petróleo y la falta de oferta, fue entregado por el Ministerio de Hidrocarburos y YPFB al presidente Evo Morales para su aprobación.
La segunda noticia a la que nos referimos confirma lo que ya se veía venir. Es que YPFB no podrá cumplir el contrato de exportación de gas natural firmado con Argentina que establece 27 millones de metros cúbicos día (MMmcd) a partir del año 2010, debido a la baja producción, la demanda para la industrialización nacional y los requerimientos de las plantas de separación de combustibles.
En rigor de verdad, ninguna de las informaciones que comentamos tendría que sorprender a nadie, pues todos los expertos en la materia, desde hace ya mucho tiempo, nos advirtieron que ese y no otro es el único resultado que se puede esperar de la manera como está siendo administrado el sector. Lo que sí sorprende es que a pesar de tan elocuente realidad, la “nacionalización” siga siendo presentada por el gobierno como una de sus principales banderas en la campaña electoral en curso. Y más sorprendente aún, que no haya quién se le ponga al frente para desenmascarar tanta impostura.

martes, 1 de septiembre de 2009

El MAS y el padrón biométrico


Ante la ausencia de una oposición seria, el oficialismo ya no necesita distraerse en acciones que podrían empañar la legitimidad de su triunfo

Uno de los últimos escollos que se hallaban en el camino que conduce a las elecciones del 6 de diciembre próximo, ha sido felizmente superado gracias a la encomiable eficiencia con que el Órgano Electoral viene cumpliendo la titánica tarea que se le dio. Fueron tan contundentes los datos presentados al presidente Morales y a su equipo de más estrechos colaboradores sobre el buen avance del empadronamiento biométrico, que el MAS decidió deponer su amenaza de aplicar un “padrón mixto”.


Era previsible que el oficialismo asuma tal actitud, pues sus estrategas deben haber comprendido que el costo político de mantener vigente un padrón sobre el que con razón o sin ella penden demasiadas dudas y suspicacias habría sido mucho mayor que los beneficios. Es tan grande la ventaja que tienen los candidatos del MAS sobre sus rivales de la oposición, que no tenía ningún sentido tender una sombra de duda sobre la legitimidad de una victoria que ya se avizora holgada ante la ausencia de un rival digno de consideración.

Es también posible suponer que la presión externa, expresada a través de gobiernos, organismos internacionales y fundaciones privadas, como el Centro Carter, hizo su parte. Difícilmente se habrían prestado a avalar una causa tan desprestigiada como es la vigencia del antiguo padrón electoral, lo que dio una razón adicional para que el oficialismo opte por no abrir un nuevo frente de batalla, en condiciones adversas, cuando tiene tantos en los que sí lleva todas las de ganar.
A esos factores que jugaron a favor del padrón biométrico se suma sin duda la ineptitud de una oposición que no pone en ningún riesgo la previsible victoria oficialista. Tal como se presenta el escenario político, el MAS no sólo ganará holgadamente las elecciones de diciembre; tendrá además una amplia mayoría en las dos cámaras de la Asamblea Legislativa Plurinacional, lo que hace superfluo un plan de acción originalmente concebido para otro escenario.

Algo similar puede decirse de otro recurso que el oficialismo concibió para afrontar una batalla electoral que hace algunos meses no parecía tan fácil. El trasvase de votos de un departamento a otro, mediante las migraciones de militantes del MAS a Pando, respondía a la suposición de que en ese departamento se disputaría palmo a palmo, voto a voto, cada una de las senadurías y diputaciones y que cada una de ellas sería decisiva llegado el momento de hacer el balance final. Al no tener rival al frente, el oficialismo puede ahora prescindir de tan descarado truco y concentrar sus fuerzas en acciones menos engorrosas y más rentables.

El primer efecto de la facilidad con que la oposición le deja al MAS despejado el camino que conduce a su consolidación en el poder es, pues, paradójicamente, positiva. Es que el oficialismo ya no necesita distraerse en acciones que debiliten aún más la salud de nuestro sistema democrático.

El MAS y el padrón biométrico


Ante la ausencia de una oposición seria, el oficialismo ya no necesita distraerse en acciones que podrían empañar la legitimidad de su triunfo

Uno de los últimos escollos que se hallaban en el camino que conduce a las elecciones del 6 de diciembre próximo, ha sido felizmente superado gracias a la encomiable eficiencia con que el Órgano Electoral viene cumpliendo la titánica tarea que se le dio. Fueron tan contundentes los datos presentados al presidente Morales y a su equipo de más estrechos colaboradores sobre el buen avance del empadronamiento biométrico, que el MAS decidió deponer su amenaza de aplicar un “padrón mixto”.
Era previsible que el oficialismo asuma tal actitud, pues sus estrategas deben haber comprendido que el costo político de mantener vigente un padrón sobre el que con razón o sin ella penden demasiadas dudas y suspicacias habría sido mucho mayor que los beneficios. Es tan grande la ventaja que tienen los candidatos del MAS sobre sus rivales de la oposición, que no tenía ningún sentido tender una sombra de duda sobre la legitimidad de una victoria que ya se avizora holgada ante la ausencia de un rival digno de consideración.
Es también posible suponer que la presión externa, expresada a través de gobiernos, organismos internacionales y fundaciones privadas, como el Centro Carter, hizo su parte. Difícilmente se habrían prestado a avalar una causa tan desprestigiada como es la vigencia del antiguo padrón electoral, lo que dio una razón adicional para que el oficialismo opte por no abrir un nuevo frente de batalla, en condiciones adversas, cuando tiene tantos en los que sí lleva todas las de ganar.
A esos factores que jugaron a favor del padrón biométrico se suma sin duda la ineptitud de una oposición que no pone en ningún riesgo la previsible victoria oficialista. Tal como se presenta el escenario político, el MAS no sólo ganará holgadamente las elecciones de diciembre; tendrá además una amplia mayoría en las dos cámaras de la Asamblea Legislativa Plurinacional, lo que hace superfluo un plan de acción originalmente concebido para otro escenario.
Algo similar puede decirse de otro recurso que el oficialismo concibió para afrontar una batalla electoral que hace algunos meses no parecía tan fácil. El trasvase de votos de un departamento a otro, mediante las migraciones de militantes del MAS a Pando, respondía a la suposición de que en ese departamento se disputaría palmo a palmo, voto a voto, cada una de las senadurías y diputaciones y que cada una de ellas sería decisiva llegado el momento de hacer el balance final. Al no tener rival al frente, el oficialismo puede ahora prescindir de tan descarado truco y concentrar sus fuerzas en acciones menos engorrosas y más rentables.
El primer efecto de la facilidad con que la oposición le deja al MAS despejado el camino que conduce a su consolidación en el poder es, pues, paradójicamente, positiva. Es que el oficialismo ya no necesita distraerse en acciones que debiliten aún más la salud de nuestro sistema democrático.

lunes, 31 de agosto de 2009

Horas cruciales para la política


De las decisiones que puedan tomarse en las siguientes horas, de la madurez y responsabilidad que demuestren quienes aspiran a conducir el Estado en los siguientes años, dependerá en gran medida la suerte que le toque correr a Bolivia en al menos la próxima década

Empieza una semana crucial para la configuración del mapa político que marcará la nueva carrera electoral que empieza a vivir el país por la silla presidencial. En efecto, las distintas agrupaciones y partidos políticos embarcados en el propósito de concurrir a los comicios generales de diciembre de este año, tienen como plazo legal hasta el próximo 7 de septiembre, es decir una semana más, para inscribir sus respectivas candidaturas.

Así, con el tiempo a contrarreloj y una implacable cuenta regresiva, los numerosos candidatos opositores continuaban desplegando intensas negociaciones, todas ellas frustradas y sin visos de resultar en el surgimiento de un proyecto de dimensiones nacionales, capaz de articular una propuesta sólida que le haga frente a la hasta hoy imparable maquinaria política del gobernante Movimiento al Socialismo.

Lo único confirmado hasta anoche eran las candidaturas del actual presidente de la República, Evo Morales; del empresario Samuel Doria Medina; del ex prefecto y alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes Villa; del ex vicepresidente de la República Víctor Hugo Cárdenas; del alcalde potosino, René Joaquino; del ex líder cívico cruceño Germán Antelo; y del ex presidente de la República Jorge Quiroga Ramírez. Está por verse, aún, qué decisión tomarán el dirigente campesino Alejo Veliz y el ex parlamentario movimientista Hugo San Martín, que también se han presentado como probables presidenciables, además de la probabilidad del ingreso a la arena política nacional del ex prefecto paceño, José Luis Paredes, aunque se conocen que ya han dado un paso al costado en sus aspiraciones presidenciales.

Es muy probable que, en el curso de la presente semana, varios de los "presidenciables" arriba citados tengan que renunciar a sus pretensiones o fusionarse a otras opciones políticas, porque no tienen ni recursos ni estructuras así sean mínimas que les permitan sustentar una candidatura de carácter nacional.

Y es posible, también, que algunas candidaturas agoten todos los esfuerzos en aras de confirmar un bloque amplio de oposición capaz de garantizar unos niveles de votación lo suficientemente expectables como para hacer frente a la amplísima ventaja con que, según todas las encuestas hechas públicas, ha comenzado la carrera electoral el partido del presidente Evo Morales.
De hecho, el que parece ser el último de los esfuerzos para crear ese frente opositor tiene lugar en estos momentos. Es así que, hasta las primeras horas de la madrugada de este lunes, y sin resultados hasta ahora conocidos, se haya venido desarrollando una prolongada negociación bajo los auspicios de las regiones que conforman el denominado Consejo Nacional Democrático (CONALDE), en procura de unir en una sola dupla las candidaturas del ex vicepresidente Víctor Hugo Cárdenas y del líder cívico cruceño Germán Antelo.

Lo cierto es que el mundo político nacional vive horas cruciales, si no decisivas. De las decisiones que puedan tomarse en las siguientes horas, de la madurez y responsabilidad que demuestren quienes aspiran a conducir el Estado en los siguientes años, dependerá en gran medida la suerte que le toque correr a Bolivia en al menos la próxima década.

Horas cruciales para la política


De las decisiones que puedan tomarse en las siguientes horas, de la madurez y responsabilidad que demuestren quienes aspiran a conducir el Estado en los siguientes años, dependerá en gran medida la suerte que le toque correr a Bolivia en al menos la próxima década

Empieza una semana crucial para la configuración del mapa político que marcará la nueva carrera electoral que empieza a vivir el país por la silla presidencial. En efecto, las distintas agrupaciones y partidos políticos embarcados en el propósito de concurrir a los comicios generales de diciembre de este año, tienen como plazo legal hasta el próximo 7 de septiembre, es decir una semana más, para inscribir sus respectivas candidaturas.
Así, con el tiempo a contrarreloj y una implacable cuenta regresiva, los numerosos candidatos opositores continuaban desplegando intensas negociaciones, todas ellas frustradas y sin visos de resultar en el surgimiento de un proyecto de dimensiones nacionales, capaz de articular una propuesta sólida que le haga frente a la hasta hoy imparable maquinaria política del gobernante Movimiento al Socialismo.
Lo único confirmado hasta anoche eran las candidaturas del actual presidente de la República, Evo Morales; del empresario Samuel Doria Medina; del ex prefecto y alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes Villa; del ex vicepresidente de la República Víctor Hugo Cárdenas; del alcalde potosino, René Joaquino; del ex líder cívico cruceño Germán Antelo; y del ex presidente de la República Jorge Quiroga Ramírez. Está por verse, aún, qué decisión tomarán el dirigente campesino Alejo Veliz y el ex parlamentario movimientista Hugo San Martín, que también se han presentado como probables presidenciables, además de la probabilidad del ingreso a la arena política nacional del ex prefecto paceño, José Luis Paredes, aunque se conocen que ya han dado un paso al costado en sus aspiraciones presidenciales.
Es muy probable que, en el curso de la presente semana, varios de los "presidenciables" arriba citados tengan que renunciar a sus pretensiones o fusionarse a otras opciones políticas, porque no tienen ni recursos ni estructuras así sean mínimas que les permitan sustentar una candidatura de carácter nacional.
Y es posible, también, que algunas candidaturas agoten todos los esfuerzos en aras de confirmar un bloque amplio de oposición capaz de garantizar unos niveles de votación lo suficientemente expectables como para hacer frente a la amplísima ventaja con que, según todas las encuestas hechas públicas, ha comenzado la carrera electoral el partido del presidente Evo Morales.
De hecho, el que parece ser el último de los esfuerzos para crear ese frente opositor tiene lugar en estos momentos. Es así que, hasta las primeras horas de la madrugada de este lunes, y sin resultados hasta ahora conocidos, se haya venido desarrollando una prolongada negociación bajo los auspicios de las regiones que conforman el denominado Consejo Nacional Democrático (CONALDE), en procura de unir en una sola dupla las candidaturas del ex vicepresidente Víctor Hugo Cárdenas y del líder cívico cruceño Germán Antelo.
Lo cierto es que el mundo político nacional vive horas cruciales, si no decisivas. De las decisiones que puedan tomarse en las siguientes horas, de la madurez y responsabilidad que demuestren quienes aspiran a conducir el Estado en los siguientes años, dependerá en gran medida la suerte que le toque correr a Bolivia en al menos la próxima década.

domingo, 30 de agosto de 2009

La rebelión afro-indígena en Santa Cruz de la Sierra

50 remedios ya cuentan con aval interinstitucional
La rebelión afro-indígena en Santa Cruz de la Sierra
$us 132.605 en multas en dos años
Pueblo de inmigrantes y de sobrevivientes
El último héroe de Irupana
El “ladrón del siglo” espera su muerte

Bolivia en el escenario continental

La experiencia debe servir al gobierno boliviano para reconsiderar los criterios que guían su elección aliados estratégicos, amigos y enemigos

Muy grande debe haber sido la decepción de Evo Morales ante el desenlace de la cumbre presidencial de Unasur que tuvo lugar el viernes pasado en la ciudad argentina de Bariloche. Es que sus principales aliados en la región, Hugo Chávez de Venezuela, y Rafael Correa de Ecuador, lo dejaron en una muy poco decorosa “posición adelantada” al deponer sus beligerantes y radicales exigencias y ceder, sin mayor resistencia, un nuevo triunfo diplomático al mandatario colombiano, Álvaro Uribe.
En vano el presidente boliviano amenazó con no firmar la declaración final si no se incluía explícitamente un rechazo a la presencia de militares estadounidenses en bases colombianas, extremo al que ni Chávez se animó a llegar, y en vano tuvo la audacia de proponer un “referéndum continental” sobre el tema. Quedó solitario en su afán de mostrarse más radical que Chávez, y finalmente tuvo que firmar, aunque de mala gana, una resolución que por su tibieza debe haber dejado muy satisfecho al presidente colombiano.
Muy incómoda también fue la situación en la que puso a Morales el presidente peruano Alan García al desafiarlo a incluir en la agenda de temas pendientes de Unasur el tema marítimo. Nada fácil eludir el reto, pues pone en evidencia el radical giro dado por la diplomacia boliviana al aceptar el consabido planteamiento chileno de tratar tan engorroso asunto sólo de manera bilateral. Es pues poco satisfactorio el balance que para la política exterior del gobierno de Morales ha dejado la cumbre de Bariloche.
Diametralmente opuesto es el resultado obtenido por el presidente colombiano, pues logró salir airoso del difícil desafío que le fue planteado. El sólo hecho de haber logrado impedir que en la declaración final se condene su tratado militar con EE.UU. es ya un éxito.
Tan importante como lo anterior, aunque menos notorio, es que Uribe haya logrado dirigir la atención hacia a los sospechosos tratos que algunos gobiernos de la región, sobre todo Venezuela y Bolivia, mantienen con países “extracontinentales”, lo que bien puede interpretarse como una alusión a Irán. Que tales acercamientos sean puestos bajo la lupa de Unasur es sin duda lo que menos quisiera Hugo Chávez, lo que en gran medida explica la diferencia entre la beligerancia de sus arengas cuando se dirige a sus seguidores, y la mansedumbre con que actúa cuando debe enfrentarse a alguien más que a sus corifeos.
La experiencia de Bariloche debe servir pues al gobierno boliviano, antes de que sea demasiado tarde, para sopesar con más frialdad los criterios que guían su elección de aliados estratégicos, amigos circunstanciales y enemigos. De otro modo, corre el enorme riesgo de quedar ridículamente abandonado en medio de unas disputas que por su magnitud y seriedad corresponden a protagonistas de mayor envergadura.

Bolivia en el escenario continental

La experiencia debe servir al gobierno boliviano para reconsiderar los criterios que guían su elección aliados estratégicos, amigos y enemigos

Muy grande debe haber sido la decepción de Evo Morales ante el desenlace de la cumbre presidencial de Unasur que tuvo lugar el viernes pasado en la ciudad argentina de Bariloche. Es que sus principales aliados en la región, Hugo Chávez de Venezuela, y Rafael Correa de Ecuador, lo dejaron en una muy poco decorosa “posición adelantada” al deponer sus beligerantes y radicales exigencias y ceder, sin mayor resistencia, un nuevo triunfo diplomático al mandatario colombiano, Álvaro Uribe.
En vano el presidente boliviano amenazó con no firmar la declaración final si no se incluía explícitamente un rechazo a la presencia de militares estadounidenses en bases colombianas, extremo al que ni Chávez se animó a llegar, y en vano tuvo la audacia de proponer un “referéndum continental” sobre el tema. Quedó solitario en su afán de mostrarse más radical que Chávez, y finalmente tuvo que firmar, aunque de mala gana, una resolución que por su tibieza debe haber dejado muy satisfecho al presidente colombiano.
Muy incómoda también fue la situación en la que puso a Morales el presidente peruano Alan García al desafiarlo a incluir en la agenda de temas pendientes de Unasur el tema marítimo. Nada fácil eludir el reto, pues pone en evidencia el radical giro dado por la diplomacia boliviana al aceptar el consabido planteamiento chileno de tratar tan engorroso asunto sólo de manera bilateral. Es pues poco satisfactorio el balance que para la política exterior del gobierno de Morales ha dejado la cumbre de Bariloche.
Diametralmente opuesto es el resultado obtenido por el presidente colombiano, pues logró salir airoso del difícil desafío que le fue planteado. El sólo hecho de haber logrado impedir que en la declaración final se condene su tratado militar con EE.UU. es ya un éxito.
Tan importante como lo anterior, aunque menos notorio, es que Uribe haya logrado dirigir la atención hacia a los sospechosos tratos que algunos gobiernos de la región, sobre todo Venezuela y Bolivia, mantienen con países “extracontinentales”, lo que bien puede interpretarse como una alusión a Irán. Que tales acercamientos sean puestos bajo la lupa de Unasur es sin duda lo que menos quisiera Hugo Chávez, lo que en gran medida explica la diferencia entre la beligerancia de sus arengas cuando se dirige a sus seguidores, y la mansedumbre con que actúa cuando debe enfrentarse a alguien más que a sus corifeos.
La experiencia de Bariloche debe servir pues al gobierno boliviano, antes de que sea demasiado tarde, para sopesar con más frialdad los criterios que guían su elección de aliados estratégicos, amigos circunstanciales y enemigos. De otro modo, corre el enorme riesgo de quedar ridículamente abandonado en medio de unas disputas que por su magnitud y seriedad corresponden a protagonistas de mayor envergadura.
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