Cómo se filmó "Tentayape" (Ramón Rocha Monroy)
La realización de "Tentayape, La Última Casa", el documental más reciente de Roberto Alem, duró 2 años y 3 meses, y unos 16 viajes a esa comunidad guaraní ubicada en la provincia Luis Calvo, del Departamento de Chuquisaca. En época de lluvias, el viaje es de 17 a 19 horas, y en época seca es de 12 a 13 horas, siempre desde Santa Cruz.
"El documental no fue nada fácil, no fue un trabajo sencillo. Bien hecho a mano fue. Muy costoso", revela Alem. Gastos y gastos. Para viajar a Orán, Argentina, donde viven algunos guaraníes emigrados para la zafra, ya contó con apoyo y pudo contratar productores, sonidista y asistente, y alquilar una camioneta con chofer para todo el viaje, para así dar más libertad a la producción. Antes de eso, todo lo he hecho solo. Todos los viajes: entrar y salir a pie 10 kilómetros con lluvia y barro… "Sólo esta última temporada, la productora Buena Onda Américas, me apoya económicamente para acabar el proceso de filmación, pero después de un año y medio de trabajar solo", cuenta Alem.
Aparte del viaje a Orán, Alem acompañó a 10 dirigentes tentayapeños a Chicaloma, para hacer un convenio de provisión de hojas de coca y a La Paz, para una entrevista con el Presidente Evo Morales. Todas fueron decisiones de la comunidad. Cuenta que en otra reunión comunitaria, las mujeres de Tentayape buscaban la forma de vender sus artesanías. Alem les ofreció ayudarles a vender en Cochabamba. "A los dos meses tenía 36 cajas de artesanía en mi casa, por un valor de más de 20.000 bolivianos. Toda la comunidad se había puesto a trabajar, eran 65 mujeres que me mandaron todo. He tardado un mes en vender, pero lo logramos", dice Alem.. Tres mujeres y dos hombres lo acompañaron a La Paz para una exposición de fotos y artesanías en la Alianza Francesa, y se repitió el trámite de ir hasta Tentayape a recogerlos, llevarlos, alojarlos, cuidar que no les falte comida… El viaje más importante fue la visita al Palacio, donde Evo Morales se comprometió a dotar a Tentayape de títulos de sus tierras comunitarias de origen. "Yo, como productor y camarógrafo, iba detrás de ellos, donde ellos digan. Es necesario que tengan confianza en ti, que acepten que tú puedes ir con ellos y ayudarles en sus gestiones. Les cuesta viajar, son gente que no tiene el hábito de salir, son sedentarios, trabajan en su comunidad", cuenta Alem.
Filmar un documental con una comunidad originaria entraña una ética. Uno debe esperar que la comunidad lo acepte. "Me da vergüenza sacar la cámara, ir, filmar, hasta hoy siento vergüenza", revela Alem. Muchos momentos íntimos de la comunidad, como el entierro de una señora o el encuentro con los paisanos emigrados a Orán no le dejaron filmar.
El primer contacto con Tentayape fue posible gracias al médico naturista Nicolás Hurtado. Roberto Alem hacía trabajos sobre medicina natural en el Chaco y los valles de Chuquisaca, por encargo de la Cruz Roja Suiza. "No entra nadie así nomás, es difícil que acepten gente a compartir con ellos sus fiestas, siembra, cosecha, o a filmar la vida de la comunidad", dice Alem.
A principios de junio se iniciará la conversión del documental a 35 mm. en Madrid.
Uno de los propósitos pendientes es sacar un libro de fotografías, imprimir almanaques y afiches, y a través de esos productos apoyar a que la comunidad siga manteniendo el título de patrimonio cultural y evitar que se contaminen. El plástico, la ropa usada son una amenaza constante. Los yambuis grandes de cerámica son gradualmente sustituidos por turriles. En el Izozog, por ejemplo, todos usan jeans, chamarras y tenis. En Tentayape, unos 5 o 6 ancianos usan todavía tembeta, un pequeño platillo de arcilla incrustado junto al labio inferior. Todos los varones usan simba, un pañuelo blanco que envuelve la cabeza, y sombrero. Las mujeres usan tipoy impecable y los hombres camisas muy limpias, planchadas con viejas planchas al carbón.
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