sábado, 11 de julio de 2009

Bolivia, “una nación narcotizada”

En Europa se ha abierto un debate cuyo eje es la libertad de expresión y la imagen de Bolivia. Valdrá la pena seguirlo y participar de él

Aunque con varios meses de retraso, pues el origen del asunto se remonta a fines del año pasado, en Europa se ha desencadenado un debate cuyo eje es la imagen de Bolivia. Se trata de una historieta de siete páginas que fue publicada en “Tilt”, una revista sueca, bajo el título "Narkotisk Nation", que significa “Una nación narcotizada”.
En ella, se deslizan frases como: "una nación devorada por la droga", y afirmaciones según las que "la mitad de la economía boliviana, de una u otra manera, está relacionada con la cocaína" y que el dinero fruto de la venta de este alcaloide "ha infectado al país hasta las esferas gubernamentales, ya que Evo Morales, un productor de coca, fue elegido Presidente en el año 2005".
La publicación en cuestión consiste en una antología de varios trabajos de conocidos dibujantes suecos que trata sobre el uso del alcohol y las drogas. Es parte de una campaña educativa que se propone difundir “un material de discusión ameno, reflexivo y juvenil, que luego tomó la forma de una revista de historietas que será material didáctico dirigido a adolescentes”, según ALMAeuropa, la institución responsable de la iniciativa financiada por el organismo estatal que se hace cargo de la salud y el aspecto social de Suecia.
Durante muchos meses, tal publicación pasó desapercibida. Hasta que a fines de junio un periodista sueco pidió que la revista sea retirada de circulación porque presenta a Bolivia “bajo un punto de vista prejuicioso y racista”.
Poco después, la Asociación Latinoamérica Latinamerikagruppern, se sumó a la campaña a través de un artículo titulado "Propaganda contra Bolivia". "¿Por qué ironizar sobre la pobreza y sobre gente que vive en otra realidad y cultura que Suecia?", pregunta. Para atizar el conflicto, esta semana la organización boliviana de Gotemburgo Boliviagruppen publicó una protesta pública contra "Narkotisk Nation”.
ALMAeuropa por su parte, ha asumido su defensa a través de su sitio en Internet (http://www.almaeuropa.org/) en el que afirma que "prohibir o retirar un libro que no le guste a alguien es una posición totalitaria que, nosotros que trabajamos en ALMAeuropa, nunca apoyaremos o por la que no nos rectificaremos".
Como era de suponer, el asunto ha sido comparado con la polémica que hace unos años se desencadenó a raíz de la publicación en un periódico danés de unas caricaturas de Mahoma que fueron consideradas ofensivas por los fundamentalistas islámicos. Ahora su lugar es ocupado por quienes se han atribuido la tarea de “defender la imagen de Bolivia”.
La polémica está servida, y su evolución sin duda merecerá más de un comentario. Será una muy buena ocasión para reflexionar sobre la libertad de expresión y sobre la muy mala imagen que le da a nuestro país el asunto del narcotráfico.

viernes, 10 de julio de 2009

Arce Gómez y el fin del golpismo

La experiencia debe servir para que no se abra ni la más mínima posibilidad de retroceso hacia el golpismo latinoamericano

Pocos días antes de se cumpla el vigésimo noveno aniversario del último de los muchísimos golpes de Estado que jalonaron la historia de nuestro país, uno de sus principales protagonistas, Luis Arce Gómez, ha sido encarcelado. Es un hecho que, además de justiciero, tiene un alto contenido simbólico por las circunstancias internacionales en que se produce.
El encarcelamiento de Arce Gómez, que coincide con el rotundo y unánime rechazo con que el mundo entero reaccionó ante el reciente golpe hondureño, son dos actos que dicen mucho de lo lejos que están --y de lo lejos que deben mantenerse-- esos aciagos tiempos en los que los militares, siempre con la complicidad de grupos civiles, hacían de árbitros y protagonistas de la política latinoamericana.
Hasta hace 30 años, personajes como Arce Gómez y crímenes como los que cometió no eran excepcionales. Por el contrario, los golpes de estado con sus secuelas de atrocidades fueron una constante en la historia latinoamericana desde sus primeros tiempos. Ya Bolívar y Sucre fueron víctimas de ese método de acción política y ni Bolívar se libró, al final de su vida política, de caer en la tentación de la dictadura.
Las razones con las que se justificaron los golpes de estado fueron variando a través de la historia, pero lo que nunca cambió fue el fenómeno de fondo que se manifestaba a través de ellos. La incapacidad de nuestras sociedades para resolver sus conflictos políticos por medios civilizados siempre estuvo tras cada intervención militar.
Todos los golpes de estado de los años 60 y 70, por razones inherentes a su espurio origen, derivaron en regímenes dictatoriales. Todos fueron atroces, pero hubo dos que se destacaron por su extrema crueldad. Uno fue el argentino, que hizo desaparecer a unas 30.000 personas y aplicó indescriptibles torturas a muchas más. Otro fue el de García Meza y Arce Gómez. Los asesinatos de Luis Espinal, en la fase preparatoria del golpe, de Marcelo Quiroga Santa Cruz, de toda la dirigencia del MIR, entre muchos otros, fueron algunos de sus peores crímenes.
Aunque como todos los demás golpes de estado de aquella época pretendió justificarse en la lucha contra la “expansión del comunismo”, expresado entonces en el triunfo electoral de la UDP, tuvo además muy sólidos vínculos con el narcotráfico, lo que lo hizo doblemente repudiable ante los ojos del mundo. Tanto, que contribuyó mucho a que en la conciencia mundial se active, y se mantenga vivo hasta hoy, el rechazo a los regímenes provenientes de golpes de estado.
El encarcelamiento de Arce Gómez es pues una buena ocasión para recordar porqué no se puede ni debe considerar, ni remotamente siquiera, la posibilidad de volver a abrir las puertas al golpismo latinoamericano.

jueves, 9 de julio de 2009

Honduras, entre Obama y Chávez

La manera unánime como el mundo ha reaccionado confirma que estamos asistiendo a la inauguración de una nueva era histórica

El golpe de Estado perpetrado en Honduras el pasado 28 de junio ha tenido muy hondas consecuencias en el escenario político no sólo latinoamericano sino mundial. No en vano todas las cancillerías del planeta asumieron ante el asunto la actitud de un ajedrecista frente a una jugada desconcertante. Y después de sopesar la situación con la frialdad que corresponde a estos casos, todos los países del mundo, sin excepción alguna, aunque no todos de buena gana, cerraron filas alrededor de un objetivo común: evitar que los conflictos políticos en Latinoamérica vuelvan a ser resueltos a través métodos tan comunes en tiempos de la guerra fría.
Obviamente, como no podía ser de otro modo, en medio de tal unanimidad hubo una gran variedad de matices. Desde las amenazas de Chávez de intervenir militarmente, en un extremo, hasta Israel y Taiwán que dudaron mucho antes de tomar partido, en el otro. Diferentes matices, pero finalmente todos en el mismo lado de la línea trazada el 28 de junio.
Un segundo efecto, tan importante como el anterior, es que se ha abierto una muy profunda brecha entre las diversas corrientes de la oposición continental contra el proyecto del “Socialismo del Siglo XXI”. A un lado han quedado, aislados y desacreditados, quienes quisieron ver en el caso hondureño un ejemplo digno de ser imitado por las Fuerzas Armadas de los otros países alineados en el ALBA. Y en el otro, las corrientes de una oposición democrática que se niegan a aceptar la vía hondureña como la más idónea para afrontar tan enorme desafío.
Dos ejemplos muy elocuentes de las profundas diferencias entre los medios empleados y los resultados obtenidos por ambas tendencias fueron vistos coincidentemente el mismo día, el 28 de junio. La oposición democrática asestó una contundente derrota al kirchnerismo, en Argentina, mientras la oposición violenta estuvo a punto de regalarle al chavismo las banderas de la libertad y la democracia.
Felizmente esa situación, que además de una aberración habría sido una calamidad, fue evitada por la firmeza y lucidez con que otros países se involucraron en la batalla diplomática. Gracias a ello, el centro de operaciones contra el golpe se trasladó de Managua a Washington –y no a Caracas-- primero, y ahora a Costa Rica, donde Chávez y sus seguidores tendrán que callar.
Por ahora no se sabe cuál será el desenlace de la crisis hondureña; pero sea cual fuere, el hecho histórico ya se ha producido. La manera unánime como el mundo ha reaccionado confirma que se ha ingresado a una nueva era y Barack Obama se ha consolidado como un líder de talla mundial. Ante ello, resulta elocuente que el canciller del régimen de facto hondureño, y quienes piensan como él, sigan creyendo que es “un negrito que no sabe nada de nada”.

miércoles, 8 de julio de 2009

Los gastos reservados del MAS

Habrá quien se descontente por la mala calidad de las obras, pero será mayor la satisfacción de participar en la “redistribución de la riqueza”

Entre los muchos temas que fueron muy hábilmente esgrimidos por quienes combatieron a los gobiernos “neoliberales” de los últimos años, hubo uno que se destacó por la eficiencia con que ilustraba la manera arbitraria como “los políticos”, se enriquecían a costa de los dineros del estado. Era el muy cuestionado tema de los “gastos reservados”.
Con mucha razón, además de un sólido respaldo de cifras, los opositores de aquel entonces enrostraban a los gobernantes los cuantiosos montos que bajo el rótulo de “gastos reservados” eran puestos fuera del alcance de las instituciones fiscalizadoras. Por ser “reservados”, nadie estaba obligado a rendir cuentas, lo que muy fácilmente se prestaba a todo tipo de suspicacias.
Conscientes de lo sensible que era la opinión pública a ese tema, una de las primeras y más publicitadas medidas que adoptaron los nuevos gobernantes fue precisamente la eliminación de “los gastos reservados” del presupuesto gubernamental.
Muy astutamente, sin embargo, tal medida fue acompañada por otra especialmente pensada para llenar el vacío dejado por la eliminación de un medio tan conveniente para la reproducción del poder. Se ´creó el programa “Bolivia Cambia Evo Cumple” financiado por el Gobierno de Venezuela a través de un convenio firmado el 29 de abril de 2006, en La Habana Cuba dentro del ALBA – TCP.
Según los datos oficiales, los montos que ese programa pone a disposición del gobierno de Evo Morales no son nada extraordinario. Apenas unos cuantos cientos de millones de dólares, según algunos cálculos cuya precisión es imposible verificar pues precisamente una de las características del programa es su falta de transparencia. Por eso, nunca se sabrá cuál es exactamente la cantidad de dinero tan libremente administrada.
Sin embargo, más que la magnitud de los recursos que el programa pone a disposición de los seguidores de Morales, lo importante es la forma en que lo hace. Una forma que consiste en abrir una enorme cuenta de “gastos reservados” mucho más grandes y muchísimo más reservados que los de otros tiempos.
En esas circunstancias, no resulta nada sorprendente la proliferación de denuncias sobre malos manejos, sobre nuevas fortunas particulares, sobre obras que se desmoronan antes de ser entregadas. Son las consecuencias obvias de una manera de dejar la administración de tan cuantiosos recursos al libre arbitrio de los militantes del MAS, con la única condición de que den constantes pruebas de su lealtad al “proceso de cambio”.
Tampoco es difícil suponer cuáles serán las consecuencias políticas de la democratización de los “gastos reservados”. Habrá quien se descontente por la mala calidad de las obras, pero será mayor la satisfacción de participar activamente en tan original procedimiento de “redistribución de la riqueza”.

Los gastos reservados del MAS

Habrá quien se descontente por la mala calidad de las obras, pero será mayor la satisfacción de participar en la “redistribución de la riqueza”

Entre los muchos temas que fueron muy hábilmente esgrimidos por quienes combatieron a los gobiernos “neoliberales” de los últimos años, hubo uno que se destacó por la eficiencia con que ilustraba la manera arbitraria como “los políticos”, se enriquecían a costa de los dineros del estado. Era el muy cuestionado tema de los “gastos reservados”.
Con mucha razón, además de un sólido respaldo de cifras, los opositores de aquel entonces enrostraban a los gobernantes los cuantiosos montos que bajo el rótulo de “gastos reservados” eran puestos fuera del alcance de las instituciones fiscalizadoras. Por ser “reservados”, nadie estaba obligado a rendir cuentas, lo que muy fácilmente se prestaba a todo tipo de suspicacias.
Conscientes de lo sensible que era la opinión pública a ese tema, una de las primeras y más publicitadas medidas que adoptaron los nuevos gobernantes fue precisamente la eliminación de “los gastos reservados” del presupuesto gubernamental.
Muy astutamente, sin embargo, tal medida fue acompañada por otra especialmente pensada para llenar el vacío dejado por la eliminación de un medio tan conveniente para la reproducción del poder. Se ´creó el programa “Bolivia Cambia Evo Cumple” financiado por el Gobierno de Venezuela a través de un convenio firmado el 29 de abril de 2006, en La Habana Cuba dentro del ALBA – TCP.
Según los datos oficiales, los montos que ese programa pone a disposición del gobierno de Evo Morales no son nada extraordinario. Apenas unos cuantos cientos de millones de dólares, según algunos cálculos cuya precisión es imposible verificar pues precisamente una de las características del programa es su falta de transparencia. Por eso, nunca se sabrá cuál es exactamente la cantidad de dinero tan libremente administrada.
Sin embargo, más que la magnitud de los recursos que el programa pone a disposición de los seguidores de Morales, lo importante es la forma en que lo hace. Una forma que consiste en abrir una enorme cuenta de “gastos reservados” mucho más grandes y muchísimo más reservados que los de otros tiempos.
En esas circunstancias, no resulta nada sorprendente la proliferación de denuncias sobre malos manejos, sobre nuevas fortunas particulares, sobre obras que se desmoronan antes de ser entregadas. Son las consecuencias obvias de una manera de dejar la administración de tan cuantiosos recursos al libre arbitrio de los militantes del MAS, con la única condición de que den constantes pruebas de su lealtad al “proceso de cambio”.
Tampoco es difícil suponer cuáles serán las consecuencias políticas de la democratización de los “gastos reservados”. Habrá quien se descontente por la mala calidad de las obras, pero será mayor la satisfacción de participar activamente en tan original procedimiento de “redistribución de la riqueza”.

martes, 7 de julio de 2009

Proyecciones electorales

Si la oposición pretende evitar un rotundo triunfo del MAS, tendrá que hacer algo drástico para cambiar el curso del proceso

Según los resultados obtenidos por tres encuestas realizadas durante las últimas semanas en las principales ciudades de nuestro país, el futuro político boliviano, si no ocurre algo extraordinario, ya se puede prever. La fórmula electoral del Movimiento al Socialismo,
encabezada por Evo Morales y Álvaro García Linera volverá a imponerse por un amplio margen y no habrá oposición capaz de contrarrestar su fortaleza en las urnas.
La encuesta realizada por Ipsos Apoyo, Opinión y Mercado, la más fidedigna de las tres, dados los antecedentes y prestigio internacional de la empresa, le asignan el 47% de las intenciones de voto al presidente Evo Morales. En el segundo lugar estaría Víctor Hugo Cárdenas, con el 9%. Samuel Doria Medina, con el 7%; Rubén Costas, con el 6%. Finalmente, en un lugar más marginal aún, figuran Jorge Tuto Quiroga y Manfred Reyes Villa, ambos con el 5%.
Las otras dos encuestas, aunque difieren ligeramente en los detalles cuantitativos, coinciden en el dato fundamental: la popularidad de Evo Morales está prácticamente intacta, mientras la de sus potenciales rivales prácticamente por los suelos.
El dato, de por sí significativo, lo es más aún si se considera que los sondeos se hicieron exclusivamente entre habitantes de las principales ciudades capitales del país, lo que deja fuera de las proyecciones a la población rural la que, como todos saben, apoya al MAS en una proporción mucho mayor que en las ciudades. Si se considera que durante los últimos meses el partido oficialista ha logrado grandes avances en pos del control monopólico de la actividad política en las áreas rurales, no es difícil suponer que en las actuales circunstancias el MAS podría obtener una victoria con un porcentaje superior al 60%.
Ante tal posibilidad, algunos dirigentes políticos que se niegan a ver la realidad han reaccionado como era de prever. Han atribuido los datos que comentamos a una supuesta confabulación urdida entre el Gobierno y quienes realizan las encuestas. Se esmeran en mantener viva una ilusión de popularidad que sólo existe en la imaginación de quienes pretenden aplicar a la política métodos que son propios de la especulación mercantil.
Otros aspirantes a candidatos, felizmente más serios, buscan en los datos de las encuestas alguna pista que les ayude a tomar decisiones. Algunos, es de esperar, terminarán resignándose a buscar nuevos rumbos, mientras los que sobrevivan a este pulseo pre electoral tendrán que buscar una sigla que los acoja.
Como se ve, es muy poco alentador el panorama que se perfila en el horizonte de la oposición democrática. Si la oposición pretende evitar un rotundo triunfo del MAS, tendrá que hacer algo drástico para cambiar el curso del proceso. Y hacerlo ya, porque el tiempo se agota.

lunes, 6 de julio de 2009

El índice del planeta feliz

El estudio pretende dar base científica a una muy antigua sospecha: “el dinero no trae la felicidad”. Los países ricos no son los más felices

El pasado sábado, la “New Economics Foundation” (NEF), presentó la segunda versión del “Índice del Planeta Feliz” (IPF), indicador del bienestar humano que se propone erigirse en una alternativa a los clásicos parámetros utilizados para medir los éxitos y fracasos de las personas, los países y los pueblos en su afán de mejorar sus condiciones de vida.
El IPF, que fue presentado bajo e título “Por qué las buenas vidas no tienen que costar un mundo”, está basado en datos corroborados de 143 países que representan el 99 por ciento de la población mundial. El índice utiliza tres baremos para realizar la clasificación: la esperanza de vida, la satisfacción vital que expresan los ciudadanos de cada país y la huella contaminante que dejan para obtener el nivel de vida que consideran necesario para ser felices.
Entre los resultados del estudio, lo que más llama la atención es la enorme distancia que hay entre los parámetros clásicos y los que se obtienen aplicando el IPF. Es decir, los países ricos no son necesariamente los más felices y mucho menos los que más contribuyen a la construcción de un “Planeta Feliz”. Todo lo contrario, los países que más retroceden en el índice son los que más éxitos económicos obtienen. Estados Unidos, China e India, vistos como modelos de éxito económico, son según el IPF los que más rápidamente ven deteriorarse la calidad de vida de sus habitantes.
América Latina, por su parte, aparece como el continente más feliz. Nueve de los 10 países “más felices y ecológicos” son latinoamericanos y Costa Rica es el que encabeza la lista. La República Dominicana figura segunda y Guatemala cuarta, y entre el sexto y el décimo puesto se sitúan por este orden Colombia, Cuba, El Salvador, Brasil y Honduras. Bolivia figura en el puesto 47, uno por debajo de Chile.
Los países que se supone deberían representar un desarrollo exitoso, en cambio, son los que peor calificación tienen en términos de crear bienestar dentro de los límites de la Tierra.
El estudio que comentamos será sin duda recibido con cierto escepticismo en algunos círculos académicos y se hará más de una objeción a los valores que promueve y a los resultados que arroja. Es un tema que se presta a la polémica. Lo que es indudable, a pesar de ello, es que se trata de algo muy representativo de una corriente de pensamiento y de “sentimiento” muy influente en el mundo contemporáneo. Algo que de ningún modo se puede soslayar si se pretende comprender una de las más vigorosas corrientes que impulsan los procesos políticos del mundo actual: el cuestionamiento a los valores imperantes cuyo eje central es el desempeño económico. Es uno de los “signos de los tiempos”.

domingo, 5 de julio de 2009

Revista Domingo: 191 especies amenazadas en Bolivia

191 especies amenazadas en Bolivia

Las aves, Mamíferos Murcielagos

Correa es más pragmático que Evo en la economía

Brujerá y cábalas en la eterna guerra de poli´cias y malhechores

La demanda aumenta 3 por al año

Empresas revelan cómo hacen frente a la desaceleración económica

La elocuente lección de Honduras

Serán sin duda derrotadas las corrientes políticas más retrógradas, esas que tan erróneamente creen que una tiranía puede neutralizar a otra

Hace una semana, cuando las Fuerzas Armadas hondureñas ejecutaron un golpe de Estado para defenestrar al presidente Manuel Zelaya, lograron un verdadero prodigio. Lograron que todos, absolutamente todos los países del mundo, más allá de sus múltiples discrepancias, se unan en una sola voz de repudio.
Nunca antes había ocurrido algo así. Nunca antes se había visto que países cuyas discrepancias son tan hondas como Estados Unidos y Cuba, Taiwán y China continental, Colombia y Venezuela, por sólo citar algunos ejemplos, coincidan de manera tan unánime. Ni siquiera Israel, país al que motivos no le faltan para simpatizar con lo hecho por los militares hondureños, cometió el desatino de reconocer al gobierno surgido del sablazo.
Tampoco tiene precedentes la firmeza con que actuaron todos los organismos internacionales sin excepción alguna. Incluso los del ámbito financiero, como el Banco Mundial, BID, FMI, que por su naturaleza suelen ser muy cautos en temas políticos, se manifestaron sin dejar ningún margen a las dudas.
Fue también muy elocuente la severidad con la que la Sociedad Interamericana de la Prensa (SIP) condenó insistentemente, durante toda la semana, la manera brutal como el tan repudiado régimen atentó contra la libertad de expresión desde el amanecer del domingo pasado. No podía ser de otro modo pues hacía ya más de dos décadas que en Latinoamérica, con excepción de Cuba, no se llegaba a los extremos de falta de respeto a la labor periodística.
Es evidente, sin embargo, que abundan los motivos para dudar de la sinceridad de muchas de las declaraciones de apoyo al régimen encabezado por Manuel Zelaya. Hay sin duda mucha hipocresía en algunos casos y el más descarado cinismo en otros. El hecho de que dictadores como los hermanos Fidel y Raúl a Castro tengan la desfachatez de hablar en defensa de la democracia, de la libertad de expresión y de los derechos humanos, lo dice todo.
No menos grotescos son los esfuerzos hechos por los caudillos del “Socialismo del Siglo XXI” para apoderarse de las banderas de la libertad y la democracia. Felizmente, la oportuna, firme y unánime reacción de todos los países del planeta evitó que tales causas queden en manos de personajes tan desprovistos de la autoridad moral que hace falta para enarbolarlas. De otro modo, habría ocurrido a escala continental algo similar a lo que pasó en Bolivia cuando por sus desatinos la oposición dejó en manos oficialistas banderas tan valiosas como las de las autonomías,
Aunque aún no se sabe cuál será el desenlace de la crisis hondureña, sí se puede afirmar, más allá de toda duda, que la derrota corresponderá a las corrientes políticas más retrógradas, esas que tan erróneamente creen que dos pecados hacen una virtud, o que una tiranía puede neutralizar a otra.