lunes, 28 de septiembre de 2009

A marchar por la Paz (Erick Torrico Villanueva)

TRAZOS


Noventa y ocho países de todos los continentes, más de 100 ciudades, 93 días de duración, un recorrido de aproximadamente 160.000 kilómetros —trayecto que también comprenderá a Bolivia— y una participación efectiva de al menos un millón de personas en las diferentes etapas del viaje son algunos de los datos que dan cuenta de lo que implicará la “Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia”, que comenzará el viernes 2 de octubre en Wellington, Nueva Zelandia.

Coincidiendo con un nuevo aniversario del natalicio del líder pacifista y propulsor de la independencia de la India Mohandas Karamchand Gandhi, más conocido como el Mahatma (Alma Grande) Gandhi, la marcha arrancará bajo la guía de estos propósitos: evitar una futura catástrofe nuclear, exigir el desarme nuclear a escala mundial, el retiro inmediato de las tropas invasoras de los territorios ocupados, la reducción progresiva y proporcional del armamento convencional, la firma de tratados de no agresión entre países y la renuncia de los gobiernos a utilizar las guerras como medio para resolver conflictos. El 2 de enero de 2010, la marcha culminará en la localidad argentina de Punta de Vacas, al pie del nevado Aconcagua.

Se trata, sin duda, de una iniciativa de carácter histórico, tanto por el tema que la motiva como por las dimensiones que se aspira que tenga. Fue concebida y está siendo preparada por la organización internacional Mundo sin Guerras (www.mundosinguerras.org), inspirada por el movimiento humanista y hasta el momento ha recibido la adhesión de cientos de instituciones públicas, privadas y no gubernamentales de diversos países, al igual que de líderes religiosos, políticos y sociales, intelectuales y artistas comprometidos con la causa de la paz.

Se estima que a lo largo de la historia de la humanidad se han generado más de 2.500 guerras de diversa magnitud, con cientos de millones de víctimas y se calcula que el 10 por ciento de los gastos en que se incurre por la compra de armas sería suficiente para superar el problema del hambre en el planeta. Asimismo, se conoce de la existencia actual de alrededor de 35.000 misiles con cabezas nucleares, cuya potencia destructiva podría acabar hasta 25 veces con el globo terráqueo y, por supuesto, con todos sus habitantes. La consigna, entonces, es terminar con las guerras, con la carrera armamentista, con las amenazas y con todas las formas de violencia.

La marcha será una acción sin precedentes en defensa de la vida y, además de físicamente, podrá ser acompañada en el espacio virtual, aparte de que generará una gran cantidad de actividades colaterales y complementarias, como visitas a autoridades y a organismos multilaterales, foros y debates, conciertos, festivales, campeonatos deportivos o exposiciones. No se concentrará únicamente en la cuestión del desarme bélico, sino que también demandará la eliminación de la violencia que se da en los ámbitos económico, sexual, racial, político, cultural, religioso o familiar.

La “Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia”, según sus organizadores, pretende “crear conciencia frente a la peligrosa situación mundial que atravesamos, marcada por la elevada probabilidad de conflicto nuclear, por el armamentismo y por la violenta ocupación militar de territorios”. Cien personas efectuarán el recorrido completo, el resto lo hará por tramos. Hay que darle una oportunidad a la convivencia antes de que vaya a ser demasiado tarde; por tanto, hay que participar en dicha marcha.

El autor es comunicador

etorrico@uasblp.edu.bo