lunes, 28 de septiembre de 2009

Litio: cuidado con los "expertos" (Editorial de El Nacional de Tarija)

"La industrialización del salar necesita una perspectiva interdisciplinaria a fin de evitar desviaciones no deseadas del propósito del proyecto. En la actual estrategia del Ministerio de Minería y Metalurgia se percibe, por ejemplo, un aparente apego a lo técnico antes que a lo económico, cuando lo que se requiere es una combinación de ambas orientaciones. Este sesgo se hace mucho más visible en el denominado Comité Científico, donde no parece haber cabida para profesionales provenientes de las ciencias sociales o económico-financieras".

La cita corresponde a una nota de opinión publicada por este medio de comunicación, cuyo autor es Juan Carlos Zuleta Calderón, reconocido especialista en temas energéticos. El autor alertó en la misma nota que ciertos "expertos" que ofician de analistas sobre el tema del litio de Uyuni pretenden desvalorizar el potencial del Salar indicando que el alto contenido de manganeso (18 partes de manganeso por una de litio) sería un problema para el proyecto boliviano de explotación de esa riqueza.

Según el especialista citado, la cuestión es precisamente al revés, toda vez que el manganeso sirve para hacer aleaciones livianas que serían demandadas precisamente para ayudar a alivianar el peso de las baterías de litio e incluso el peso de los vehículos, los que podrían utilizar aleaciones livianas en sustitución de partes de acero.

Corresponde tener siempre presente, aprendiendo de nuestros errores y nuestra experiencia histórica, el rol que jugaron los famosos "expertos" en fundición de estaño. Éstos tuvieron un rol protagónico para frenar a toda costa la instalación de nuestra propia fundición en Vinto, Oruro. Inventaban toda suerte de objeciones "técnicas" y hasta le encontraban defectos a la ley y composición de los minerales de estaño.

La terca realidad los desenmascaró, no sin antes de que el país tuviese que sufrir graves pérdidas como consecuencia de la antipatriótica labor de aquellos sujetos. Pero una de las alertas también importantes que hace Zuleta se refiere a la indispensable incorporación del componente económico financiero en la configuración del plan de acción del país en torno al litio. Esto quiere decir que hace falta incorporar especialistas en el desarrollo del negocio propiamente dicho. ¿Sabrá algo de ello un ingeniero minero?

"Ni el proyecto piloto ni la estrategia integral de industrialización serán viables si sus responsables sólo se ocupan de los aspectos técnicos del asunto, ignorando lo que acontece en el mercado, cuyas condiciones podrían ser incluso determinantes para el éxito del emprendimiento". La previsión es certera. Es preciso que los gobernantes actuales tomen humildemente conciencia de las limitaciones que tienen al respecto y, asegurándose los servicios de profesionales comprometidos con el interés patrio, conformen un equipo realmente multidisciplinario de alto nivel que perfile el negocio para Bolivia.

Que no nos ocurra como con los contratos petroleros de octubre de 2006. Estos documentos, según varias fuentes, fueron faccionados por "expertos" franceses vinculados a una de las transnacionales que, curiosamente, era también firmante de los mismos y que, para colmo, fueron denominados los "contratos más duros del mundo" por uno de los inefables "asesores", esta vez de este Gobierno. Esa frase, por si acaso, hizo tronar carcajadas en varias partes del mundo.

¿Cuál la forma de asegurarnos la participación organizada de grupos multidisciplinarios? La conformación de una entidad corporativa (la Corporación Boliviana del Litio, se propuso en algún momento), concebida para funcionar con los más altos estándares de cualquier corporación empresarial privada moderna, con capacidad para desarrollar el negocio y financiarlo en las condiciones más ventajosas, asegurando "el rol que otros sectores (manufacturero-industrial, energía, transportes, agropecuario, educación, etc.) podrían tener en un proyecto tan significativo para el país".

Lo corporativo, aclaremos, no significa poner en la publicidad institucional esa palabrita (la estatal petrolera cree actualmente que confunde a la ciudadanía con esa "estrategia"). Conlleva el desarrollo de un marco legal especializado para hacerlo funcionar, el que garantiza, entre otras cosas, mecanismos adecuados de toma de decisiones colectivas y minimiza al máximo los riesgos de corrupción e interferencias políticas adversas.

Esta idea no implica ninguna apuesta ni ningún experimento. Se trata de una moderna y estratégica forma de encarar el desarrollo de un aparato productivo estatal. Las empresas corporativas son un ejemplo de eficiencia en países como Brasil o Noruega, y tienen símiles en economías como la chilena.

En un principio del actual régimen se recordó el historial de las iniciativas productivas estatales que acabaron en desastres debido a la improvisación, la falta de profesionalismo y la corrupción. En ese marco se planteaba la urgencia de romper con aquellos viejos errores que colmaron de deudas, pérdidas y frustraciones al país. Pero, lamentablemente, dos años más tarde el caso Catler – Uniservice mostraba que otra lección de la historia había sido completamente ignorada.

Tras ese desastre, aparecieron “expertos” con alma de aves de rapiña que pretendieron re decorar el fracaso del proceso privatizador-entreguista llamado capitalización. Es decir, sugirieron algo así como volver de las brasas al sartén. ?Llega entonces otra prueba para el país, y sobre todo para las autoridades del Ejecutivo. Ojalá está vez se sepa diferenciar entre “expertos” y expertos. Sin duda, la mejor vara de evaluación será el interés patrio.