jueves, 17 de septiembre de 2009

Mil millones de dólares para YPFB (Hugo del Granado Cosio)

Si a las autoridades nacionales no les parece extraño que en el último Plan se diga que a partir del 2009 y hasta el 2012, Bolivia importará 13,329 BPD de diesel, 543 BPD de gasolina y 1,312 BPD de GLP, entonces habrá que coincidir en que tampoco les parecerá anormal dar mil millones de dólares a una entidad desordenada y desinstitucionalizada

El crédito de mil millones de dólares otorgado por el Banco Central de Bolivia (BCB) a YPFB e inscrito en el Presupuesto General de la Nación, hace más de nueve meses, no fue concretado antes, porque no habían proyectos de ejecución. Supuestamente el Plan de Inversiones de YPFB 2010 – 2015 (junio 2009), era el documento que se esperaba para firmar el contrato de crédito. Sin embargo este Plan no ha sido aprobado por el Directorio de YPFB, ni analizado por otras entidades del gobierno como UDAPE, por ejemplo.

Analizado minuciosamente este último Plan de YPFB y comparado con los planes previos, como ser: la Estrategia Boliviana de Hidrocarburos (EBH), o el Plan 100 del año pasado, da la impresión de que todos estos planes y el que nos ocupa, no hubiesen sido elaborados por el mismo gobierno ni por los mismos equipos.

Pese al corto tiempo de diferencia en la preparación de uno y otro plan, las cifras de ninguno de los tres documentos son coincidentes entre sí, ni en montos de inversión, ni en volúmenes de producción ni en proyectos de industrialización a desarrollar.

Tampoco se sabe en qué rubros se invertirá el crédito. Según la publicación de YPFB “Con energía Propia” (Diciembre de 2008), el 63% debía invertirse en el “upstream”, ahora según las propias autoridades del sector, sólo el 34,7 % tendrá este destino y el 65,3% irá al “dowstream”. Por otra parte, las cifras del Plan 2010 – 2015, son globales y dan lugar a múltiples posibilidades. Lo único cierto es que YPFB no tiene proyectos de inversión acabados ni en el upstream ni en el dowstream.

El sector petrolero es tan vasto en proyectos y tan intensivo en capitales, que aún en una entidad bien administrada los mil millones pueden desaparecer fácilmente en proyectos inviables en menos tiempo del que cree el gobierno.

Cuando algún privado desea obtener un crédito bancario, por pequeño que sea, debe presentar un proyecto de factibilidad que demuestre la rentabilidad del proyecto y la capacidad de repago del crédito. En este caso el BCB está entregando a YPFB en condiciones concesionales el crédito más grande de su historia sin proyectos concretos de inversión y sólo con el respaldo de un Plan que no sido debatido en ninguna parte.

Lo inexplicable del gobierno es que crea que YPFB, tan prolífico en preparar planes de toda naturaleza y alcance, que no puede desarrollar ninguno de ellos ni siquiera culminar exitosamente la adjudicación de consultorías y equipos menores, sea capaz de administrar este millonario crédito.

Vale la pena señalar dos razones de las peligrosas consecuencias que significa la entrega del crédito a YPFB

Una razón es la impericia, la falta de experiencia y de formación de los más altos responsables de la empresa petrolera. Este factor se ha traducido no solamente en graves deficiencias de gestión diaria sino en errores conceptuales cuyos resultados los estamos sufriendo. Las empresas piratas se mueven muy cómodamente en escenarios como el que ofrece YPFB; los ejemplos de Catler, la venta de RECON en un barco a la deriva, los medidores coreanos, el equipo de perforación paralizado, la rebaja de volúmenes exportables de gas a Brasil y varios más, son ejemplos dramáticos de lo que sucede.

La desinstitucionalización es otra razón de peso para explicarse los graves problemas del sector. En un Estado con instituciones serias, resultaría extremadamente difícil que cada año se presenten planes “estratégicos” para el área más importante de su economía. En Bolivia es suficiente que una autoridad con poder político formule un plan para que este sea considerado oficial. No existen jerarquías ni filtros que puedan hacer observaciones sin correr peligro de defenestración. La violación de los estatutos de YPFB, las empresas como instrumentos políticos y agencias de empleo, la falta de rendiciones de cuentas por resultados de gestión, la falta de fiscalización por la subordinación de los reguladores y de la contraloría, los nombramientos a dedo y el excesivo poder, son factores que enmascaran el cúmulo de errores que diariamente comenten los ejecutivos en el ejercicio de sus funciones.

Si a las autoridades nacionales no les parece extraño que en el último Plan se diga que a partir del 2009 y hasta el 2012, Bolivia importará 13,329 BPD de diesel, 543 BPD de gasolina y 1,312 BPD de GLP, entonces habrá que coincidir en que tampoco les parecerá anormal dar mil millones de dólares a una entidad desordenada y desinstitucionalizada.