martes, 15 de septiembre de 2009

El día más negro de Santos (Marco Zelaya)

BAJO EL VOLCÁN

El día más negro de Santos

Los primeros aspiraban a cerrar a la brevedad posible la entrega y la recepción de los 450.000 dólares de un presunto soborno para el entonces presidente de YPFB, Santos Ramírez…

El trágico suceso se desarrolló en un abrir y cerrar de ojos. A eso de las 10.20, la vagoneta Mitsubishi en la que iban los primos Javier Navia Doria Medina y Gonzalo Aramayo Doria Medina se estacionó a unos metros de la esquina formada por la avenida Tejada Sorzano y la calle Monje; los familiares de la esposa del entonces Presidente de YPFB habían guiado a los cuatro ocupantes de una Cherokee negra hasta el domicilio del abogado Gonzalo Aramayo, situado en el segundo piso de un edificio poco soleado. ¿Qué hacían por esos andurriales los linajudos O"Connor D"Arlach Taborga?

Ni bien los dos vehículos estacionaron, los propósitos de los actores de los sucesos de aquel día se encaminaron a un desenlace común: los primeros, que habían llegado en las dos vagonetas, aspiraban a cerrar a la brevedad posible la entrega y la recepción de los 450.000 dólares de un presunto soborno para el entonces presidente de YPFB, Santos Ramírez; los segundos, que habían planificado todo hasta el mínimo detalle, estaban en ese sector de la ciudad para realizar un incruento “volteo”.

Navia y Aramayo descendieron de la Mitsubishi con el objetivo de abrir la puerta de calle del edificio y, casi simultáneamente, también bajaron de la Cherokee Jorge O"Connor D"Arlach, con un maletín con 300.000 dólares y una laptop, y Mario Cossío Mac Galem, con otro portafolio que contenía nada menos que 150.000 dólares; antes de que ingresaran en el domicilio de Aramayo, fueron interceptados por Rufino Rodríguez y Franz Rodríguez, que los habían seguido desde el banco Unión en una moto, y por Ariel Montaño y Yerko Soto, que salieron como exhalaciones de un Toyota Caldina verde, estacionado a unos metros del fatídico lugar; según las investigaciones policiales, los delincuentes inmovilizaron a Aramayo al aprisionarlo con la puerta del domicilio, en tanto que Rufino exigía a gritos que O"Connor soltara el maletín, pero este empresario, que moriría unos minutos después, se resistía a cumplir la intimidante orden, por lo cual el cabecilla de la banda dice que “disparó directamente al cuerpo y él (O"Connor) se cayó al suelo soltando el dinero”; Cossío, al presenciar el hecho de sangre, tiró el segundo maletín al piso y escapó, despavorido, por la vecina calle Monje, se tropezó, rodó algunos metros, pero después se levantó para alejarse rápidamente de la escena del crimen, siempre corriendo, como si hubiera visto al diablo. Ya con los dos maletines en su poder, los delincuentes también huyeron del lugar: Rufino abordó el Toyota Caldina y Franz la moto Honda, que después abandonaría en una calle desolada de Villa Fátima. Se reunieron, como habían acordado previamente, en la casa de Ernesto Córdova, donde funciona El Caballito, para la repartija del botín.

La noticia sobre el aparente atraco con homicidio corrió como reguero de pólvora y horas después se vinculó el homicidio de Jorge O"Connor D"Arlach con una presunta coima para Santos Ramírez. Y ahora, luego de que Aramayo y Cossío, dos de los actores principales de los sucesos de aquel día, se sometieran a procesos abreviados y recibieran sentencias de tres años de privación de libertad, la situación para Santos Ramírez es más complicada. Las resoluciones jurisdiccionales contra ambos respaldan la hipótesis de que la coima era para Santos, el protagonista del caso de corrupción más conocido del Gobierno.
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El autor es pPeriodista
marzel65@gmail.com
Fuente; La Prensa
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