sábado, 19 de septiembre de 2009

Internet, un resquicio de libertad en Cuba

Aunque con muchísimas limitaciones, Internet dejará de ser un privilegio al alcance sólo de turistas y funcionarios allegados al régimen cubano

Durante los últimos meses, Cuba ha sido noticia por las tímidas y muy paulatinas reformas, pero reformas al fin, que bajo la conducción de Raúl Castro ha comenzado a aplicar a su anquilosado régimen económico y político. La más reciente de ellas consiste en que el Estado, en un gesto de indulgencia poco común en la isla, permitirá que los ciudadanos cubanos usen Internet.

La medida, que en el contexto del socialismo cubano implica una transformación cuya magnitud es difícil comprender para quienes no sabemos lo que es vivir bajo un régimen dictatorial, tiene sin embargo muchas limitaciones. Seguirán prohibidas las conexiones domiciliarias, los comisarios del Estado encargados de la censura se reservan el derecho de bloquear cuanto sitio les parezca inconveniente, y el precio seguirá fuera del alcance del ciudadano común.

A pesar de ello, no deja de ser un gran avance si se considera que hasta ahora la única manera que tenían los cubanos de conectarse a Internet era en los hoteles reservados para los turistas, pagando tarifas inaccesibles para el común de la gente, y robando o comprando ilegalmente las contraseñas. El acceso libre a la web era un privilegio sólo reservado a visitantes extranjeros, periodistas avalados por el régimen, algunas instituciones y empresas oficiales, intelectuales y científicos destacados del país.

Se calcula que en todo el país no más de 100.000 personas tenían de un modo u otro el privilegio de navegar por el ciberespacio. El resto debía conformarse con navegar por la Intranet, la red local que sólo permite tener acceso a sitios oficiales y correo electrónico con el que comunicarse con el exterior, pero siempre bajo la estricta vigilancia estatal.

Muy difícil debe haber sido para la cúpula gobernante cubana dar tan audaz paso hacia la apertura pues, como es bien sabido, uno de los más sólidos pilares que sostiene al régimen es el férreo aislamiento informativo al que ha sido sometido el pueblo cubano durante los últimos 50 años. Es que como otras experiencias han demostrado, un país en el que no hay prensa libre, en el que el Estado tiene el monopolio absoluto y total de la información y decide qué pueden y qué no pueden leer, ver, oír o decir sus habitantes, corre un enorme riesgo cuando abre un resquicio de libertad, por pequeño que sea.

Es de temer, sin embargo, que antes de permitir que la gente común se conecte al mundo el Estado haya tomado las medidas necesarias para no perder el control. China, por ejemplo, ha desarrollado la tecnología suficiente para evitar que Internet salga del control de la censura oficial.