viernes, 18 de septiembre de 2009

Internet bajo vigilancia


Internet en Cuba aparece como un fenómeno limitado y estrechamente vigilado, con el acceso sometido a autorización y el racionamiento de los equipos necesarios.

El desarrollo de la red informática y de los recursos de Internet se presentó como una prioridad nacional en Cuba. El Ministro de Informática y Comunicaciones, Roberto Ignacio González Planas anunció, en octubre de 2002, en el diario oficial Granma Internacional, que en la isla se había triplicado el número de ordenadores en dos años, y que la fibra óptica enlazaba La Habana con Camagüey (Centro), a la espera de llegar hasta Santiago (Este).

Sin embargo, las restricciones materiales continúan siendo el principal obstáculo para una extensión de la Red al gran público. Por una parte, la densidad telefónica no pasa de cuatro líneas por cada cien habitantes. Por otra, el coste prohibitivo de las comunicaciones telefónicas internacionales (dos dólares por minuto, a Estados Unidos) y la escasez de líneas internacionales, concedidas con criterios políticos y estrechamente vigiladas, impiden cualquier conexión a través de un proveedor de acceso situado en el extranjero. Luis Fernández, portavoz de la Sección de Intereses Cubanos en Washington, se refiere al embargo para justificar el racionamiento de materiales: "Si no tuviéramos que hacerle frente, habría ordenadores para todo el mundo".

Una explicación que omite el hecho de que los equipos necesarios, incluidos los más recientes, solo están disponibles en los almacenes especializados del Estado, a los que únicamente pueden acceder las personas autorizadas. Y que olvida igualmente que un decreto del Ministerio de Comercio Interior prohibe, desde enero de 2002, la venta a particulares, en los almacenes del Estado, "de ordenadores, impresoras, policopiadoras, fotocopiadoras y todos los demás instrumentos de impresión masiva".

Si se considera indispensable una compra del género, debe solicitarse una autorización al Ministerio de Comercio Interior. Antes de esa fecha ya estaba prohibida la venta de modems al público. En esas condiciones, Internet aparecía en Cuba como un fenómeno limitado, mientras que las empresas informáticas cubanas demuestran un perfecto dominio de esta nueva tecnología.

Prioridad a las instituciones

El gobierno ha legislado desde la aparición de Internet en la isla. En junio de 1996, el decreto-ley 209, titulado "Acceso desde la República de Cuba a la red informática global", precisa que no se puede utilizar "violando los principios morales de la sociedad cubana y los textos legales del país", y que los mensajes electrónicos no deben "comprometer la seguridad nacional".

Para conseguir la acreditación obligatoria, los cubanos que quieren disponer de un acceso a Internet, o utilizar los puntos de acceso abiertos al público, tienen que dar una "razón válida" y firmar un contrato de utilización, con cláusulas restrictivas.

Según el decreto-ley 209, el acceso se concede "en virtud de reglamentos que dan prioridad a las entidades e instituciones que pueden contribuir a la vida y el desarrollo de la nación". Pueden conseguirlo, a ese título, al margen de las embajadas y sociedades extranjeras, las personalidades políticas, los altos funcionarios, intelectuales, profesores universitarios, investigadores y periodistas oficiales, los ejecutivos de empresas culturales dedicadas a la exportación o de empresas de informática, así como la jerarquía católica. Las sociedades cubanas exportadoras tienen acceso a la mensajería electrónica nacional y al Intranet nacional.

El 13 de enero de 2000 se creó un Ministerio de Informática y Comunicaciones para "regular, dirigir, supervisar y controlar la política cubana en materia de tecnologías de la comunicación, la informática, las telecomunicaciones, las redes informáticas, la radiodifusión, el espectro radioeléctrico, los servicios postales y la industria electrónica".

En Granma Internacional del 18 de junio de 2001, Beatriz Alonso, directora general de Citmatel, uno de los dos servidores de la isla, explicaba: "La utilización de Internet por nuestras instituciones es una posibilidad de acceder a la información necesaria en el mundo de hoy. No existen sitios de pornografía, de terrorismo ni de otros vicios que proliferan en las naciones capitalistas, entre las que Estados Unidos ocupa un lugar de excepción. El uso de Internet en Cuba se ha establecido sobre una base de ética y de humanismo. Existe un código ético para la utilización de la Red de redes. Favorecemos el intercambio de información para nuestros profesionales y técnicos, damos a conocer el desarrollo alcanzado por Cuba y proporcionamos fuentes de conocimiento a nuestros alumnos y estudiantes".

Los dos servidores de la isla son Citmatel del CenaInternet, rama del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente cubano, e Infocom, rama de la sociedad mixta italo-cubana Etecsa (Empresa de Telecomunicaciones de Cuba, S.A.).

Los e-mails estrechamente vigilados

Ha nacido un mercado negro de direcciones e-mails, del que disfrutan los pocos cubanos que disponen de un ordenador. El 1 de enero de 2001, en el Ministerio de Informática y Comunicaciones se creó una Agencia de Control y Supervisión (ACS) que, entre otras cosas, se encarga de acorralar a quienes hacen "un uso indebido de las redes informáticas". Su director, Carlos Martínez Albuerne, citado en un artículo del diario Granma, publicado el 23 de abril de 2003, cuenta que en 2002 se adoptaron sanciones contra treinta y una personas, por ese motivo o "que utilizaban cuentas de correos que no les pertenecían". El artículo no precisaba las "sanciones" impuestas.

En materia de correo electrónico, respetar la legalidad equivale a aceptar ser vigilado. Desde septiembre de 2001, en los puntos de acceso Etecsa, los cubanos pueden acceder a un servicio de correo electrónico nacional sin conectarse con la Web, tras haber obtenido una dirección de e-mail personal. Una tarjeta de acceso limitado al servicio cuesta cinco euros, para un uso de cuatro horas (téngase en cuenta que el salario mensual medio de un cubano está en torno a los diez euros). Las tarjetas son nominales. El comprador tiene que justificar su identidad, rellenar un formulario detallado, y sus datos quedan registrados. Así, el proveedor de acceso puede controlar cualquier correo recibido o enviado, antes de emitirlo e enviarlo a su destinatario. Varios usuarios han advertido retrasos, incluso "desapariciones", en su correspondencia, especialmente con el extranjero.

Vicenç Sanclemente, ex corresponsal en La Habana del canal de televisión española TVE, cuenta que en 1999, preocupado porque no recibía correos electrónicos en el ordenador de su oficina cuando esperaba un mensaje importante de la República Dominicana, se dirigió al técnico del Ministerio de Comunicaciones que le abrió su cuenta de Internet, creyendo que se trataba de un problema técnico. La respuesta fue: "Hace dias que no abres el computer de tu casa. Alli tienes los tres correos de Republica Dominicana, y tambien el de Montse y el de Margaret desde Barcelona".

Los cubanos también tienen reducido el acceso a los cibercafés. Los extranjeros de paso, previa presentación de su pasaporte, pueden acceder a dos cibercafés en La Habana, y prácticamente la totalidad de los grandes hoteles de la capital está equipada con un centro de Internet. Etecsa multiplica igualmente, en La Habana y en las metrópolis provinciales, puntos de acceso telefónico y de Internet, abiertos a los extranjeros y a los cubanos titulares de las indispensables autorizaciones. Navegar por la Web es libre a partir de esos puntos de acceso, incluso en los sitios extranjeros, a pesar de que los proveedores de acceso tienen la posibilidad técnica, que ejercen puntualmente, de censurar el acceso a determinados sitios, o a ciertas direcciones.

Pero las tarifas son prohibitivas: la conexión cuesta como mínimo dos euros cada cuarto de hora. A título comparativo, los cibercafés mexicanos o dominicanos ofrecen sus conexiones (de alta velocidad) a dos dólares la hora. Por eso es muy reducida la frecuentación de los puntos de acceso a Internet. Por otra parte, el estado de las conexiones es correcto, a través de modem telefónico.

Los miembros de la Unión Nacional de Escritores y Artistas (UNEAC) disponen de su propio cibercafé, El Aleph, en el Instituto del Libro de La Habana, con acceso a su mensajería y a una red intranet nacional, que difunde las páginas Web oficiales. A través de las organizaciones de la juventud, el gobierno quiere crear 300 clubs de Internet en todo el país, y multiplica los cursos de formación elemental y de perfeccionamiento. Cuando están conectados, los ordenadores de esos centros tienen un acceso limitado a los sitios oficiales.

Una ventana de libertad...

En Cuba, Internet abre una ventana de libertad, a pesar de estar muy controlado. Así, los periodistas independientes que ejercen en el país han visto como se ampliaban sus salidas. La creación en el extranjero (especialmente en Miami) de sitios de Internet y páginas Web que acogen las noticias que transmiten por teléfono o telecopiadora, ha ampliado el campo de difusión de la información, que no siempre pueden publicar en su propio país. Ahora su producción se encuentra archivada y es accesible en el mundo entero, mientras que antes solo circulaba en las ondas de Radio Martí (emisora federal norteamericana que emite desde territorio estadounidense), poco audibles en el territorio nacional y, por esencia, efímeras.

Y de esta forma, se han conocido inmediatamente fuera del país acontecimientos tales como la detención de un opositor, un cambio de talante en la población o una iniciativa de organización de la sociedad civil que, en otras épocas, se ignoraban en el extranjero, al menos durante algún tiempo. Los medios de comunicación internacionales cada vez reproducen más las noticias que proceden de los periodistas independientes; un índice que prueba su credibilidad y su creciente profesionalidad.

Por otra parte la difusión, aunque muy restringida, de las noticias tecnológicas y del acceso a Internet, ha generado un pequeño mercado negro de la Web, todavía marginal pero ya organizado. Algunos de los que tienen derecho alquilan sus login y contraseñas, por una cantidad en torno a los 60 dólares mensuales (equivalente a seis meses de salario medio). Otros, acogen a los internautas en su propio punto de acceso, y facturan el tiempo de conexión. El personal y los anfitriones de los puntos de acceso Etecsa, que conocen la contraseña para conectar a turistas y a quienes tengan derecho, conceden de buen grado una sesión de navegación a sus amigos y relaciones, en algunos casos previo pago. Finalmente, corre el rumor de que algunos internautas han introducido en la isla parabólicas y modems, que les permiten recurrir al servicio de proveedores de acceso norteamericanos por satélite (como Starband o DirecPC), y pagan la cuota a través de sus relaciones en Estados Unidos (del orden de 500 dólares la cuota de entrada, y 100 dólares al mes).

...estrechamente vigilada

José Orlando González Bridón, secretario general de la Confederación de Trabajadores Democráticos de Cuba (CTDC, ilegal), detenido el 15 de diciembre de 2000, fue el primer miembro de la oposición condenado a una pena de cárcel, por un artículo publicado en Internet. En él, aparecido el 5 de agosto de 2000 en el sitio Cuba Free Press (cubafreepress.org), con sede en Florida (Estados Unidos), cuestionaba la responsabilidad de la policía en la muerte de Joanna González Herrera, coordinadora nacional de la CTDC. También pasó la información a una radio con sede en Miami, calificada de "subversiva" en el acta de acusación.


José Orlando González Bridón salió en libertad el 22 de noviembre de 2001. Se benefició de una libertad condicional, tres semanas antes de finalizar su condena. Las autoridades penitenciarias le explicaron que le ponían en libertad por "buena conducta". Por su parte, el sindicalista atribuye su liberación a la voluntad de las autoridades de hacer un gesto mientras se celebraba, los días 23 y 24 de noviembre, la Cumbre Iberoamericana, en Lima (Perú), que reunía a veintitrés jefes de Estado de América Latina, España y Portugal. Su liberación se produjo igualmente una semana antes de la reunión, prevista en La Habana, para relanzar el diálogo político entre la Unión Europea (UE) y Cuba. Desde 1996, la UE subordina "una cooperación plena con Cuba (...) a la mejora de la situación en materia de derechos humanos y libertades políticas". Cuba deseaba entonces adherirse a los Acuerdos de Cotonú, con los que los Quince ayudan a los países ACP (Africa-Caribe-Pacífico).


Encarcelado en la prisión de Combinado del Este, situada en la provincia de La Habana, el sindicalista cuenta que estuvo recluído, desde diciembre de 2000 hasta octubre de 2001, en una "celda de castigo", habitualmente destinada a los presos más duros, para estancias no superiores a veintiún días. Durante aquellos diez meses estuvo privado de contacto con cualquier otro detenido y, como único mueble, solo dispuso de una cama que le llevaban a las seis de la tarde y le retiraban a las seis de la mañana. Su mujer, María Esther Valdés, solo podía visitarle cada tres semanas.

Durante su detención, las autoridades se negaron a darle el régimen alimenticio especial que requerían sus problemas de tensión arterial. Sin embargo, el sindicalista cuenta que su estado de salud fue casi satisfactorio.

Afirma haber presenciado escenas de malos tratos a algunos presos. Denuncia también la corrupción en el establecimiento. Según el sindicalista, algunos guardianes reciben dinero de los detenidos que quieren mejorar sus condiciones, o comprar droga.

El proceso de José Orlando González Bridón se celebró el 24 de mayo de 2001, tras haberse aplazado en varias ocasiones. Solo su familia pudo asistir a la vista; un importante dispositivo de seguridad impidió a la prensa extranjera, y a los opositores, el acceso a la sala. Según personas cercanas al sindicalista, los lugares destinados al público estaban ocupados por miembros de las fuerzas del orden. El 2 de junio de 2001, en primera instancia, José Orlando González Bridón fue condenado a dos años de cárcel, por "difusión de noticias falsas que comprometen el prestigio y el crédito del Estado cubano" con "manifiesta intención de colaborar con una potencia extranjera". El 21 de agosto, en apelación, los cargos fueron recalificados como "difamación de las instituciones, organizaciones, héroes y mártires", y la condena se redujo a un año de cárcel. Según sus allegados, las autoridades utilizaron como pretexto el artículo publicado en Internet, para castigar el conjunto de sus actividades contra el gobierno.

ENLACES:

Sitios que publican los artículos de los periodistas independientes
cubanet.org
nuevaprensa.org (en español)
cubaencuentro.org (en español)
cartadecuba.org (en español)
Portal oficial "Internet e Instituciones
Portal de la prensa oficial
Fuente: www.rsf.org/Internet-bajo-vigilancia.html Cuba - Reporters Sans Frontières