viernes, 25 de septiembre de 2009

El novelista trotsko (Jaime Iturri Salmón)


Stieg Larsson ha sido declarado el escritor de la década, que ya es mucho decir en un momento en que la industria editorial lanza gran cantidad de libros al mercado. La trilogía Millennium lleva ya decenas de millones de libros vendidos y los amantes de Mikael Blomkvist y de Lisbeth Salander no dejan de crecer.

¿Dónde está el encanto de estos libros? Exploran, claro, el mundo de lo policial, una veta inacabable de buena literatura, pero sobre todo denuncian algo que los padres de la novela negra moderna, Raymond Chandler y Dashiell Hammett, ya adelantaron en los años 30 del siglo XX, que detrás de los más respetables señores de la industria y de los más severos jueces, muchas veces se esconden, pillos de siete suelas.

Larsson fue un periodista con una amplia trayectoria de luchador social. Fue miembro de la trotskista Liga Comunista de los Trabajadores que dice mucho de su sensibilidad y de su rebeldía. Luego se dedicó al periodismo hasta que a los 47 años decidió escribir una novela por las noches a manera de hobby.

Hombre de pasiones tardó nueve meses en escribir cada una de las tres entregas de Millennium y luego su corazón lo traicionó. Antes se había convertido en uno de los mayores expertos en grupos de extrema derecha sueca y europea en general a tal punto que incluso Scotland Yard le consultaba.

Militante de grupos antiviolencia, Larsson siempre se opuso a la injusticia. Por eso resulta tan estremecedor el saber que su pareja por más de treinta años, Eva Gabrielsson, no pudo heredar los derechos de autor (que ya redondean la bonita suma de 24 millones de euros) por el solo hecho de no haberse casado con el autor de Los hombres que no amaban a las mujeres. Cuando leí la noticia se me pararon los pocos pelos que me quedan. Nunca creí que en la liberal Suecia pudiera pasar algo tan cavernario. Nada que hacer en eso, los bolivianos somos mucho más adelantados, después de dos años de convivencia se llama matrimonio de hecho, y a otra cosa mariposa. Eva señala que la única razón por la que no se casaron fue porque él estaba amenazado por muerte y quería evitar que los neonazis se vengaran en ella si llevaba el mismo apellido. A mí me hubiera gustado una versión más romántica, una que diga que no se casaron porque no les daba la gana y punto. Pero…

Con la plata se han hecho el padre y el hermano del escritor que hace mucho no lo veían.

Como verá, casi un argumento para una nueva novela.

Pero dejemos los derechos de autor a un lado y concentrémonos en las novelas. La trilogía comienza con la ya citada Los hombres que no amaban a las mujeres, le sigue La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y finalmente La reina en el palacio de las corrientes de aire. Los libros con Mikael Blomkvist y de Lisbeth Salander de protagonistas tenían que llegar a 10. La parca se adelantó.

Sobrevivió la obra y ahora lectores del mundo entero podemos disfrutarla, verla en los textos, imaginarnos esas heladas tierras en las que la maldad crece como en toda sociedad humana. Podemos también recrear personajes excepcionales capaces de abrirnos nuevos mundos y mostrarnos dimensiones éticas del periodismo. En fin, nada mejor que un buen policial, y las novelas de Stieg Larsson lo son, para ver retratadas nuestras miserias y nuestras virtudes y, también, para lograr la revolución que Larsson tanto soñó.
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El autor es periodista .

Fuente: La Razón