lunes, 5 de octubre de 2009

Vieja o nueva política (Carlos Hugo Laruta)

La política es una parte de la vida de las sociedades de la cual no se puede prescindir. Hacer política no es sólo un derecho ciudadano, sino que es el modo en el que una sociedad organiza la distribución de la autoridad, el mando, el poder, la influencia.

Pero es claro que en sociedades democráticas la política debe ser una política democrática. Para ser tal debe tener ciertos principios y valores sobre los que se asienten las actitudes de quienes hacen política.

La política democrática debe basarse en el respeto, la tolerancia, el diálogo y debate franco de ideas y propuestas, el pluralismo en las opciones partidarias, la interculturalidad dialogante como método de acción. Durante estos días, en la campaña electoral que ya se inició en la realidad, tuvimos la oportunidad de ver dos actitudes que enseguida comentamos.

La primera es la actitud que la mayoría de los bolivianos deseamos que se vaya de una vez y que no permanezca más. Está compuesta por varias acciones. El ataque personal, la mentira, la exageración de las ideas, el utilizar una larga lista de adjetivos calificativos contra los otros, el unirse detrás de un líder sólo por oponerse a los otros sin un programa de servicio al pueblo, sin ideas comunes salvo cierto rencor o enemistad que es siempre estéril a la hora de las propuestas. Esto es lo que nuestro pueblo llama junt’ucha.

Pero hay también una actitud contraria a la que acabamos de describir, pues implica la capacidad de renovación de las personas, de las mentalidades, de las actitudes y de las prácticas políticas. Esta segunda actitud evita la tentación del ataque personal, no utiliza un catálogo de adjetivos calificativos contra los oponentes, hace más bien propuestas de cambio en varios temas de interés del pueblo, muestra renovación en personas que se juntan detrás de un líder para escuchar a la gente, elaborar un programa y luego presentarlo a consideración del pueblo.

En este momento tenemos tres fuerzas políticas grandes que avanzan tras liderazgos nacionales conocidos. Samuel Doria Medina, Evo Morales Ayma y Manfred Reyes Villa. Cada uno tiene su visión de país, su programa y también su campaña está mostrando ciertas prácticas y actitudes políticas. Y nos corresponde a los bolivianos y bolivianas evaluar sus programas para ver qué proponen para solucionar los problemas nacionales. Pero también nos corresponde “en derecho” a los habitantes de esta querida tierra boliviana evaluar sus actitudes y prácticas políticas.

Si ponemos los discursos y las acciones de estos tres candidatos presidenciales en la balanza de la política democrática basada en principios y valores (que es contraria a la politiquería), ¿cuál de ellos es el mejor líder y tiene tras de sí al mejor grupo de hombres y mujeres? ¿Cómo actúa ese líder y cada uno de sus candidatos a senadores y diputados? ¿Es respetuoso? ¿Es accesible al diálogo? ¿Es veraz? ¿Es propositivo? ¿O más bien anda insultando, mintiendo, exagerando con las palabras, generando confrontación, sin proponer nada concreto al pueblo, salvo la permanencia y el agravamiento de rencores entre bolivianos?

Todas éstas son interrogantes directas que debe responder cada uno de nosotros. Pero debe hacerlo ya, al ir escuchando y observando a los candidatos a la Presidencia, senadores y diputados, si realmente queremos que de verdad cambie nuestra patria Bolivia.



Fuente: Los Tiempos